SANTIAGO.- El efecto esperado en una economía desacelerada, como la chilena, es que la inflación también sea baja: menos inversión, bajo consumo y por tanto, caída en precios de los productos.
Pero Chile, al igual que el resto del mundo emergente, enfrenta un dólar que ha estado imparable desde el año pasado, con un impacto directo en este índice y cuyo impulso no llegará a su fin hasta la esperada decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos: subir la tasa de interés después de mantenerla cerca de 0% desde 2008.
Aunque el mercado ha perdido las expectativas de que la Fed cambie su política monetaria la próxima semana y apuesta, más bien, por diciembre, la subida es inminente y podría ser lo mismo para el Banco Central chileno. La inflación por sobre lo esperado de 0,7% en agosto confirmaría que el ente emisor subirá la tasa de interés a fines de este año o principios del próximo, tal como se anunció en el último Informe de Política Monetaria publicado el martes pasado.
¿El efecto? Un dólar más bajo o sin tanta presión alcista y, por tanto, una inflación más modera. Así se cumpliría lo que dijo el ministro de Hacienda este martes, al afirmar que "es un fenómeno transitorio, que se va a normalizar".
"Este efecto es transitorio y el Banco Central de Chile lo sabe (...) La mejor demostración de esto es que Estados Unidos tiene una tasa de inflación muy baja a pesar del buen ciclo económico que están teniendo. Deberían tener una inflación del 2%", explica Cristián Echeverría, director del Centro de Estudios en Economía y Negocios de la Universidad del Desarrollo, y afirma que si el presidente del ente emisor ha mostrado su preocupación por esta fluctuación es porque está haciendo "uso de la principal herramienta que tiene el Banco Central que es dar las señales de credibilidad, está acotando expectivas cambiarias directamente".
Eso sí, el economista proyecta que el efecto del dólar tendrá impactos en la inflación por lo menos por otros tres trimestres, es probable que la inflación esté sobre el 4% en los próximos doce meses y, por tanto, aunque el Banco Central suba la tasa de interés a un 4%, será una política monetaria "aún muy expansiva".
"Viendo la historia del Banco Central de cómo ha reaccionado en las últimas dos décadas frente a ciclos monetarios en Estados Unidos, lo más probable es que se acople (a la decisión de la FED). Del momento que EE.UU. suba la tasa, es cosa de un trimestre o simultáneamente para que nuestro banco central la suba también, para estabilizar los pagos externos de nuestra economía. Porque si la tasa nuestra está baja y allá está subiendo, la salida de capitales puede ser muy fuerte", sostiene el experto.
También estima que el escenario del dólar para los próximos seis meses "estará sujeto a una gran volatilidad, pero (el valor) no será muy alto al actual, a menos que haya un desastre financiero en China. No es un escenario base, pero tampoco es una probabilidad cero".
Proyecciones
Las entidades bancarias proyectan que 2015 terminará con una inflación entre 4,6% y 4,9% y para septiembre el IPC estará en torno a 0,7% y 0,9%.
"La fuerte depreciación cambiaria del último período ha terminado por adelantar los incrementos en precio de bienes importados, hecho que genera la principal preocupación hacia adelante, ya que septiembre es tradicionalmente el mes de incremento en este bien durable", adelantó BCI Estudios tras conocerse el IPC de agosto y espera que el primer trimestre del próximo año suban la tasa de interés.
Banco Penta también "contempla una mantención de la TPM durante 2015, pues las expectativas de inflación, a pesar de haber subido algo en el último tiempo, siguen dentro de los rangos aceptables para el Central. En esta línea, esperamos un cambio en el sesgo del comunicado en la próxima reunión (del martes 15 de septiembre), con el objetivo de apuntalar dichas expectativas de inflación", agregó.