BRASILIA.- El Gobierno brasileño se apresuró el jueves a asegurar a los inversores que impondrá medidas de austeridad para poner orden en las cuentas públicas
después de que la agencia calificadora Standard & Poor's arrebató a la deuda del país el grado de inversión.
La presidenta Dilma Rousseff convocó una reunión de emergencia del consejo de ministros para debatir medidas que permitan una reducción del déficit público y reciban el visto bueno de un Congreso que hasta ahora ha sido reacio a aprobar medidas impopulares de ajuste.
"El plan es elaborar algo en las dos próximas semanas con lo que podamos trabajar en el Congreso", dijo el ministro de finanzas Joaquim Levy a la prensa.
La rebaja a "bono basura", que se produjo antes que lo esperado por el Gobierno y los inversores, parece reforzar la posición de Levy.
El ministro ha sido el baluarte de la austeridad en el Ejecutivo pero su intención de aplicar mayores recortes de gasto para evitar el castigo de las agencias de crédito se ha encontrado con resistencias en el gabinete y el Congreso.
Levy dijo que las nuevas medidas combinarían recortes del gasto con subidas de impuestos.
Por su parte, Rousseff, que ha recurrido a paquetes de estímulos económicos en varias ocasiones para impulsar la economía, cambió su mensaje el jueves.
En una entrevista con un periódico la mandataria, que propuso hace poco uno presupuesto para el 2016 con un déficit, dijo que ahora está comprometida a lograr un superávit primario del 0,7% del Producto Interno Bruto.
Levy también dijo que las nuevas medidas de ajuste ayudarían a Brasil, castigada por la caída de las materias primas en todo el mundo, a ajustar su economía a la ralentización del crecimiento y la demanda de China.
El jueves, los activos brasileños cayeron en las primeras operaciones, pero más tarde recuperaron algo de terreno. La moneda local, el real, cerró con una baja de un 1,3% y el índice bursátil Bovespa retrocedió un 0,3%.