SANTIAGO.- A sólo unas horas de Iquique se encuentra un mundo casi desolado, donde los celulares ya no tienen señal, las horas de electricidad son contadas por reloj y por las noches el cielo tiene más estrellas de lo que uno jamás hubiera imaginado. Pero también tiene aguas termales en medio de la nada, esperando ser visitadas. Acá les contamos cuáles son:
1.- Chusmiza: la aclimatación
Chusmiza debiese ser el primer paso obligado de todos los turistas que se aventuren hacia el Altiplano. La razón es que esta pequeña localidad aymara está a unos 3.200 metros sobre el nivel del mar, lo que la convierte en un punto estratégico para aclimatarse antes de seguir subiendo a otras localidades y así evitar el mal de montaña o apunamiento.
Desde el momento en que se pone un pie en Chusmiza, se pierde toda señal telefónica e internet, por lo tanto a lo único que hay que ponerle atención es a la naturaleza y disfrutar de la tranquilidad del lugar. Se pueden hacer caminatas hacia el cerro Chapire donde hay un pucará y si el turista tiene buen ojo incluso puede encontrar cerámicas de la época colonial o también puede ver petroglifos.
Después de la caminata la recompensa es la terma. Puede que no sea la más atractiva visualmente, pero una vez adentro las apariencias dejan de importar. Estas aguas alcanzan unos 40 grados que pueden renovar hasta el santiaguino más agotado. Una buena idea es ir al atardecer y devolverse en la noche con un espectáculo visual de estrellas que rara vez se puede presenciar.
Dato: Alojar en Munata Chusmiza ($45.000 Cabaña de 4 personas; cel. 09-76086361).
2.- Puchuldiza: aguas cristalinas
La siguiente parada es el Geiser de Puchuldiza, cerca de los pueblos de Enquelga y Ancuaque. En este lugar hay que caminar a través de varios pozones antes de llegar al geiser -no hay que meter la mano en ninguno de ellos porque las temperaturas de estos alcanzan hasta los 80 grados y más de un turista se ha quemado-. Al llegar al geiser se encontrará además con un insólito témpano de hielo que se ha formado gracias a las bajas temperaturas del lugar. Una vez que haya tomado todas las fotos pertinentes puede pasar directamente al relajo. Sólo un poco más allá del geiser se va a encontrar con una impresionante piscina termal hecha de piedras. Impresionante no por lo grande, sino por lo cristalina de sus aguas y por lo increíblemente bonita que es. Si bien no es tan caliente como uno quisiera -porque el viento es muy helado-, el solo hecho de estar ahí hace que la visita sea impagable.
3.- Enquelga: artesanía y termas
Veintiocho kilómetros al norte de Colchane está Enquelga, un pueblo aymara ubicado dentro del Parque Nacional Isluga. La primera parada en este lugar es a conversar con las mujeres artesanas indígenas que están trabajando minuciosamente la lana de alpaca. Son mujeres serias pero trabajadoras. A ellas se les puede comprar gorros, guantes, calcetines y frazadas de alpaca llamada chusi -ojo que los precios son elevados-. Después se pasa al relajo: una piscina de piedra con aguas termales que alcanzan los 30 grados, no es tanto, pero el paisaje termina de hacer el resto del trabajo: unos bofedales donde pastan llamas, vicuñas y alpacas. En esta oportunidad no nos tocó ver ninguna.
4.- Lirima: termas y picnic
En pleno altiplano y a 4100 metros sobre el mar se encuentra esta terma rodeada de cumbres nevadas. Mide aproximadamente 45 metros cuadrados y tiene alrededor de un metro de profundidad. Estas aguas alcanzan una temperatura entre los 30 y 40 grados, las recomiendan especialmente para las dolencias musculares. Justo al lado de ella hay una caseta para cambiarse de ropa y también para hacer un picnic. Después de haber descansado no se puede ir sin dar una vuelta por los distintos pozones que están en el sector, la temperatura de ellos varía lo que no los hace recomendables para usar.
Dato: Para conocer las termas comunicarse directamente con Julio Ticuna, 57-2315287.
5.- Cancosa: calor bajo techo
Justo al límite con Bolivia, a 120 kms del Oasis de Pica, está el pueblo de Cancosa y las termas están dos kilómetros antes de llegar al pueblo. La singularidad de esta terma es que se encuentran dentro de una caseta que protege a las personas del frío viento, lo que se agradece y mucho. Lo que le juega en contra es que impide apreciar la belleza de la zona y en pos de la sinceridad, no es muy bonita pero sí funcional.
Bonus track.- Si va a ir, tomar más cantidad de agua de lo habitual (al menos 2 litros diarios), para evitar el mal de montaña o apunamiento. La comida debe ser liviana, en pequeñas cantidades y rica en hidratos de carbono.
Allá la diferencia de temperaturas es bastante significativa, desde unos cuantos grados bajo cero por la noche, hasta un promedio de 15 a 20 grados durante el día. Lleve ropa apropiada para el frío (primera y segunda capas, parka, guantes, gorro y lentes de sol, además de calzado para terrenos rocosos), no olvidar un protector solar con alto factor y crema para la piel y labios, ya que el aire es muy seco. Ah, y traje de baño para las termas.
Más información: empresas como
Extremo Norte organizan rutas por esta zona del Altiplano.