SANTIAGO.- Pese a que su moneda, el real, ha caído un 35% de valor frente al dólar en lo que va del año, Brasil mantiene intactos los US$ 372 mil millones que tiene en reservar internacionales.
La razón es que estas reservas, que son las sextas mayores del mundo, representan una de las pocas fortalezas del país en momentos en que muy pocas otras cosas marchan bien.
Moody’s Investors Service ha destacado las arcas como una de las razones por las que mantiene el grado de inversión de Brasil a pesar de que Standard and Poor’s lo considera "basura".
Recurrir a las reservas pondría en mayor peligro la solvencia de Brasil en momentos en que la economía se encuentra inmersa en la peor contracción en un cuarto de siglo y una crisis política que obstaculiza las reformas fiscales para volver al camino del crecimiento.
Si bien BNP Paribas y Canadian Imperial Bank of Commerce dicen que Brasil debería recurrir a sus reservas para frenar la caída del real, las autoridades optan por vender dólares en el mercado de derivados y proporcionar líneas de crédito a quienes buscan cobertura.
Las medidas han contribuido a mantener el costo de tomar crédito en moneda estadounidense en Brasil en alrededor de la mitad del nivel de la crisis financiera global de 2008, cuando el banco central recurrió a sus reservas.
Vender reservas "no está en los planes", dijo a Bloomberg Paulo Vieira da Cunha, un ex director del banco central que se desempeña en la actualidad como economista jefe de Ice Canyon LLC en Nueva York.
REAL
Es la segunda moneda más devaluada de la región después del peso colombiano
El banco central brasileño se negó a hacer declaraciones sobre su uso de las reservas.
El presidente del banco central, Alexandre Tombini, dijo el 24 de septiembre que Brasil podría utilizar sus reservas de ser necesario, lo que impulsó el mayor aumento del real en siete años.
Brasil es uno de los pocos grandes países que optan por el mercado de derivados para apuntalar sus monedas. El motivo es que negociar en futuros reduce el mercado spot en Brasil. Mediante la venta de swap o permutas -que son contratos en que las partes se comprometen a intercambiar una serie de cantidades de dinero en el futuro- que se fijan en reales, el país proporciona dólares sintéticos para cubrir la demanda de cobertura de los inversores.
El riesgo es que los inversores pueden terminar por exigir dólares reales para adquirir importaciones o pagar deuda en moneda extranjera, dijo John Welch, un estratega de Canadian Imperial Bank of Commerce en Toronto. Eso le exigiría al banco central la entrega de dólares de sus reservas, dijo.
"No se puede pagar deuda externa con" contratos de permutas, agregó Welch.
Las cifras de Brasil
Brasil es uno de los símbolos del frenazo económico para los países emergentes. Durante la crisis financiera representó a Latinomérica entre los
grandes mercados que lideraban el crecimiento mundial, lo que reforzó la mirada de los inversionistas en la región.
Pero la desaceleración por la que pasan los emergentes y las políticas fiscales que poco ayudan a apuntalar el crecimiento, han perforado tanto las expectativas, que el país está en recesión desde agosto y los organismos internacionales proyectan una contracción de 2,8%, en el caso de la
Cepal, y de 3%, por parte del
FMI. Muy distinto al 7% de expansión que logró la década pasada.
Aunque este jueves se supo que la inflación a doce meses se desaceleró levemente en septiembre, permaneció rozando el 10%, manteniéndose en el máximo nivel en 12 años debido a que el Gobierno aumentó los precios controlados por el Estados, como la gasolina y la electricidad, para disminuir el déficit presupuestario.
La inflación recién debería volver a la meta de 4,5% en 2017, si la tasa de interés se mantienen en el actual 14,25% durante gran parte del año próximo, según un sondeo semanal del Banco Central brasileño.
En cuanto al desempleo, la cifra llegó al 8,6% en el segundo trimestre, sumando así la séptima alza consecutiva.