SANTIAGO.- Funcionarios de Estados Unidos y Puerto Rico analizan la emisión de un "superbono" que posiblemente sería administrado por el Departamento del Tesoro de EE.UU y que ayudaría a reestructurar los US$ 72.000 millones en deuda del Estado libre asociado, según fuentes al tanto.
Según el plan que dio a conocer el diario The Wall Street Journal, el Tesoro o un tercero administraría una cuenta en la que se colocarían al menos parte de los impuestos recolectados por la isla. Los fondos en la cuenta serían usados para pagar a los tenedores del superbono, el cual sería emitido para los bonistas actuales de Puerto Rico a cambio de deuda en circulación a una proporción que se acordaría previamente.
Los inversionistas recibirían menos deuda, probablemente aceptando un recorte en el valor de sus bonos, pero tendrían mayores posibilidades de que se les pague.
La propuesta marcaría un cambio importante en la relación de Puerto Rico con el Gobierno estadounidense, el cual se ha resistido a involucrarse en los problemas de deuda de la isla. Un superbono tendría que superar enormes obstáculos políticos en Washington y Puerto Rico para convertirse en realidad. Las discusiones con los bonistas sobre la magnitud de cualquier recorte podrían representar otro reto más para llegar a un acuerdo.
Las conversaciones entre los representantes de Puerto Rico y los funcionarios del Departamento del Tesoro son preliminares y cualquier plan no incluiría ayuda financiera o una garantía por parte de EE.UU. de la deuda de Puerto Rico, dijeron las fuentes. Éstas agregaron que el bono propuesto sería apenas una pieza del rompecabezas de reestructuración que el gobierno de la isla trata de armar, luego de admitir hace varias semanas que no puede pagar sus deudas por completo
El plan no tiene un precedente inmediato, pero evoca en ciertos aspectos a los bonos Brady usados en las reestructuraciones de deuda en América Latina en la década de los '80. Una diferencia importante es que esos bonos, que recibieron el nombre del ex secretario del Tesoro Nicholas Brady, estaban respaldados por bonos de cupón cero emitidos por el Departamento del Tesoro, los cuales garantizaban el pago del monto principal y parte del interés de la deuda latinoamericana.
El Gobierno de Obama "ha dicho en repetidas ocasiones que no tiene planes de proveer un rescate a Puerto Rico" y que el Departamento del Tesoro no se encuentra en conversaciones para "asumir alguna de las obligaciones financieras de Puerto Rico", dijo un portavoz del Departamento del Tesoro el miércoles.
El Tesoro y el Estado libre asociado debaten qué porcentaje de los impuestos de la isla será canalizado a la cuenta y quién recolectaría los impuestos, dicen las fuentes. Los líderes de Puerto Rico puede que no estén dispuestos a renunciar al control de los ingresos impositivos, tal como lo requiere el acuerdo, dicen las fuentes. Dependiendo de cómo se estructure, el plan podría necesitar la aprobación del Congreso.
Un superbono podría ser atractivo para los acreedores. Los fondos de cobertura que poseen miles de millones de dólares en deuda de Puerto Rico han sugerido la idea de un superbono por meses, con la esperanza de prevenir una cesación de pagos y elevar el valor de sus inversiones. Los bonistas no han mostrado interés en canjear la deuda que poseen por nuevos bonos respaldados únicamente por los ingresos tributarios bajo la supervisión de Puerto Rico debido a que temen que el dinero sea desviado.
Puerto Rico no puede reestructurar sus bonos en una corte de quiebras en EE.UU. debido a su estatus como estado libre asociado. Legisladores demócratas han propuesto proyectos de ley para hacer que las entidades municipales de la isla sean elegibles para la protección contra quiebra. Los republicanos han sugerido la idea de una junta de control federal y han dicho que desean que Puerto Rico produzca un plan más detallado para reequilibrar su presupuesto como condición para que ellos apoyen el proyecto.
Los temores de una cesación de pagos están intensificando las divisiones entre los diferentes tipos de bonistas, quienes se fragmentan en diferentes grupos, cada uno de los cuales asegura tener prioridad en caso de una reestructuración.
"Nuestra perspectiva siempre ha sido que hay una alta posibilidad de litigios desordenados aquí y vemos esto en el horizonte como algo inminente", dijo Ted Hampton, analista de Moody’s Investors Service.