BRASILIA.- El Congreso de Brasil mantuvo este miércoles una docena de vetos presidenciales cuyo derribo hubiese implicado un enorme aumento del gasto público, en un raro triunfo político para Dilma Rousseff que ha mantenido hasta ahora tensas relaciones con el legislativo.
De un total de 14 vetos de la presidenta brasileña a medidas de aumento del gasto, el Congreso solo consiguió los votos para derribar apenas dos.
Si el Congreso hubiese conseguido los votos para levantar todos los vetos, el costo para el país sería de 127.800 millones de reales (US$ 34.000 millones) hasta 2019, según cálculos de la presidencia brasileña.
Con la economía en recesión desde el segundo trimestre, el gobierno impulsa un plan de austeridad que busca conseguir un mínimo superávit fiscal primario para 2016 y evitar una nueva rebaja de la nota de su deuda.
Brasil, que según el FMI cerrará el año con una contracción de 3% del PIB, perdió en setiembre el grado de inversión a manos de la agencia Standard and Poor's. Otras agencias como Moody's y Fitch podrían imitarla.
Los legisladores decidieron este miércoles mantener los vetos a las donaciones empresariales a las campañas electorales, al aumento de sueldos de entre 53% a 78% al poder Judicial y a la reducción de impuestos al sector textil.
También decidieron mantener los vetos a la aplicación de reglas del salario mínimo para jubilados y a que los profesores descuenten gastos en libros del impuesto a la renta, entre otros.
No obstante, derribaron dos vetos y consiguieron mantener el voto impreso en papel y defender un proyecto que estipula un plazo de 15 días para que los bancos transfieran valores de depósitos judiciales a estados y municipios.
"Creo que el Congreso hizo su parte", se congratuló el presidente del Senado, Renan Calheiros, en declaraciones a periodistas recogidas por la Agencia Senado (estatal). "Es importante mantenerlos (los vetos) porque eso ayudará en la estabilidad política, en la salida económica", afirmó.
"Limpiamos la agenda del Congreso para votar todo lo que tenía que ver con el presupuesto 2016. Creo que esa es la gran señal que podremos dar a Brasil de que vamos a tener un año mejor de que este 2015", sostuvo el senador del PMDB, el gran partido de centro que es el principal aliado del gobernante Partido de los Trabajadores (PT, izquierda).
Con muchos legisladores investigados por corrupción en la estatal Petrobras -incluido Calheiros y el presidente de la Cámara baja, el poderoso Eduardo Cunha, también del PMDB- el Congreso ofrece una tregua a la mandataria.