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Primer ministro de Portugal: En 2016 el país empieza a romper con la austeridad

El socialista António Costa, aseguró que las primeras medidas de su Gobierno servirán para que este año su país interrumpa el empobrecimiento y el retroceso social de la política de rigidez.

02 de Enero de 2016 | 09:35 | EFE
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António Costa, primer ministro de Portugal

Reuters
LISBOA.- El primer ministro de Portugal, el socialista António Costa, aseguró que las primeras medidas de su Gobierno servirán para que en el 2016 su país interrumpa el empobrecimiento y el retroceso social de la política de austeridad.

En una carta publicada en el periódico luso Diário de Notícias (DN), Costa citó la supresión casi total del impuesto extraordinario para los trabajadores, la devolución gradual de los cortes aplicados a los funcionarios y un aumento del 5% del salario mínimo.

"Con estas medidas, aprobadas en los 20 primeros días de gobernación, procuramos interrumpir el camino del empobrecimiento y retroceso social que las políticas de austeridad impusieron", realzó el primer ministro.

Entre el 2011 y el 2015, Portugal estuvo gobernada por el centro-derecha de Pedro Passos Coelho que tuvo que aplicar duros cortes por las exigencias del rescate financiero a Portugal (2011-2014).

Queremos "reivindicar una nova visión para el país, una visión basada en una economía más fuerte y sustentable", prosiguió el jefe de Gobierno y líder del moderado Partido Socialista (PS).

El PS llegó al poder contra todo pronóstico después de trabar una alianza pos-electoral en el Parlamento con la izquierda marxista y los comunistas que desbancó al centro-derecha, que había vencido las elecciones del 4 de octubre, pero sin mayoría absoluta.

Costa recordó otras leyes de cariz social aprobadas en su mes de mandato como la posibilidad de que parejas homosexuales adopten niños o la revocación de tasas para las mujeres que quieran abortar.

En su misiva, sin embargo, no aludió al caso más peliagudo de su mandato de un mes: el rescate del banco Banif por valor de 2.225 millones, que mereció la oposición de sus socios más a la izquierda, aunque finalmente fue aprobado con la abstención del centro-derecha.

Esta polémica inyección pública no afectará la meta de déficit del 3% del PIB, según el Gobierno, pues no serán incluidos en la contabilidad que hace la Comisión Europea debido a la naturaleza extraordinaria de la operación.
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