SANTIAGO.- A diferencia de muchos otros emprendimientos que nacen por la falta de algún bien o servicio, Drimkip, una compañía chilena que se dedica a fabricar colchones "premium a precio justo", emergió por una mala experiencia de compra que tuvo uno de sus creadores.
El año pasado Felipe Barceló compró un colchón a $490.000 en una multitienda y cuando quiso cambiarlo por otro, "me dijeron que el colchón había que higienizarlo (antes de devolverlo). Ahí yo dije 'no puede ser'. Con mi señora fuimos a la tienda y nos topamos con vendedores que no sabían nada, que eran del retail y no de la marca, entonces tuvimos una experiencia de compra realmente mala", cuenta.
"A eso se suma que cuando lo compramos nos dijeron que llamáramos a la marca para ver cuándo nos podían despachar el colchón y tuvimos que llamarlos a ellos para que nos lo despachara", añade.
Al contarle esta situación a sus amigos Matías Lihn y Nicolás Barceló, comenzaron a investigar el mercado de los colchones en Chile y concluyeron de que el gramaje de los componentes de estos productos no estaban a disposición del consumidor. Además, surgieron las preguntas: ¿Por qué cuestan tan caros y por qué la garantía es de tres o seis meses, siendo que tiene una durabilidad de siete a ocho años?
"Nos dimos cuenta que esta industria estaba más preocupada de vender los productos en cuotas y que los vendedores eran las grandes tiendas comerciales, entonces se pierde el foco en el producto que se está vendiendo por un tema financiero obviamente se corrompe el sistema. Después había una nula posibilidad de devolución que era muy raro porque yo en esa época reclamé al Sernac, nunca me respetaron, y se pasaban la pelota entre ellos", comenta Barceló.
Felipe Barceló:
"Al producir el colchón a nosotros nos llega una fracción del costo de un producto similar, y como no tenemos productos similares, lo que estamos haciendo es traspasar el beneficio social a un precio justo"
Los colchones están hechos con una capa de entre cuatro y cinco centímetros de espuma viscoelástica, mismo material que ocupaba la NASA en los años '70 que permitía no dañar la espalda de los astronautas al momento del despegue y que actúa como "memory foam"; 20 centímetros de poliuretano de alta densidad y una tela acolchada del mismo material de un centímetro.
Para conseguir estos estándares los fundadores compraron decenas de colchones en EE.UU. -donde hay más de 500 productores- y Brasil para abrirlos experimentar con sus materiales.
A fines de 2015, descubrieron que el mejor colchón era el que se usa en los hoteles Marriot y decidieron emularlo. "Los colchones que existen actualmente en el mercado chileno, que son fabricados por solo cuatro compañías, son poco saludables, entre otras cosas porque prometen atributos y materiales que muchas veces no tienen realmente", asegura Lihn, director de producto de la empresa.
Sus precios fluctúan entre los $119.900 y $199.900, tiene 10 años de garantía, el despacho gratis y el cliente tiene 100 noches de prueba. Si el colchón no es de su agrado, se devuelve el dinero y lo retiran del hogar. "Cosas como éstas van a terminar cambiando el mundo porque estamos entregando un beneficio social a través del producto", subraya.
El financiamiento para emprender estuvo respaldado por la aceleradora UDD Ventures y luego por Corfo, el cual les entregó $60 millones.
El primer mes vendieron 70 colchones y en tres meses alrededor de 590. Tienen un showroom ubicado en Vitacura, próximamente inaugurarán uno en Avenida Las Condes con Kennedy, pero principalmente comercializan a través de su página web.
