SANTIAGO.- Pese a que las personas se relacionan con el dinero muchas veces al día, generalmente toman decisiones impulsivas o equivocadas al momento de invertir.
¿Cómo se explica? Esa es una de las interrogantes que Dan Ariely, profesor de Psicología y Economía de la Universidad de Duke, EE.UU., intenta responder y que explicó en una charla organizada por Sura.
El economista conductual de la Universidad de Duke dio una serie de ejemplos que grafican cómo las expectativas y emociones pueden influir en casi todos los aspectos de nuestra vida, incluyendo conductas de ahorro e inversión y reveló a qué tenemos que estar atentos al manejar nuestro dinero.
"Prometemos ahorrar para la jubilación, pero gastamos más dinero en vacaciones", plantea Ariely sobre la dilación que afecta nuestras finanzas personales y en particular nuestros ahorros. "Caemos en la tentación de llenar nuestros closets con cosas que no necesitamos", agrega.
En esa línea, sostiene que pensar más en el presente que en el futuro, nos dificulta ahorrar. "Hicimos elegir a decenas de personas entre tomar media caja de chocolates ahora, o recibir una caja completa dentro de una semana y la inmensa mayoría escogió la primera opción", comentó.
Además, grafica que la emoción y los impulsos superan la racionalidad cuando vemos algo que nos llama la atención o cuando vemos que nuestro vecino tiene un nuevo auto, por ejemplo. "Cuando prometemos ahorrar estamos en estado frío, pero emerge el estado intenso cuando vemos un auto nuevo o un par de zapatos", señala Ariely.
Además, existe una "una relatividad del dinero". "Si nos descuentan $5.000 del valor total de un traje que cuesta $100.000 consideramos que es una cifra insignificante, pero si nos hacen una rebaja del 50% en un libro de $10.000 lo calificamos como una gran oferta, pese a que nos ahorramos los mismos $5.000", ejemplifica el experto.
Otro factor es lo que él llama "el poder de la memoria". Ariely plantea que si una persona tiene una experiencia satisfactoria al comprar café en una cadena de cafeterías internacional, ésta volverá a comprar en ese lugar y estará dispuesta a probar otros productos, aun cuando pueda comprar en un lugar más barato u obtener café gratis en la oficina.
En ese sentido, el experto señala que "cuando el consumidor está dispuesto a pagar un precio determinado por un producto, su inclinación a pagar por otros artículos de la misma categoría es evaluada en relación con el primer precio que conoció", fenómeno al que llama coherencia aleatoria. "El poder de la primera decisión tiene un efecto a largo plazo que influirá sobre futuras decisiones. Por ello, debemos prestarle atención", afirma.
A esto se suma que nos "enamoramos de lo que tenemos", asignanco falsos valores a ciertos bienes, y que "compramos por si acaso".
"Tenemos un entusiasmo irracional por mantener todas las opciones abiertas y al hacerlo generamos estrés y pérdida innecesaria de nuestro dinero", plantea el académico.