BLOOMBERG.- Incluso antes de que las elecciones presidenciales estadounidenses alentasen las esperanzas de unas relaciones más cálidas con el Kremlin, algunas de las mayores empresas occidentales habían apostado a que la economía rusa pronto saldría del congelamiento.
Ikea va a invertir US$1.600 millones en nuevos almacenes en el transcurso de los próximos cinco años. Leroy Merlin anunció en septiembre un plan valorado en 2.000 millones de euros para aumentar la cifra de establecimientos en Rusia en más del 100% durante el mismo período. Pfizer está construyendo una nueva planta farmacéutica mientras que Mars está ampliando sus fábricas de chicles y comidas para mascotas.
"Es el momento de invertir", dijo Walter Kadnar, director nacional de Ikea, empresa que abrió el último establecimiento en Rusia hace cinco años. Este otoño la compañía sueca inauguró una fábrica de muebles de US$60 millones cerca de San Petersburgo y también adquirió un solar para un tercer centro comercial cerca de la ciudad. "Estoy convencido del potencial del mercado ruso a largo plazo".
Cambio de la situación
Las inversiones internacionales se frenaron casi totalmente por la recesión económica y los conflictos del país con Occidente en los últimos dos años, como fue el caso de General Motors.
Para muchos de los que se quedaron, éste es el momento de volver a sacar la billetera y adelantarse a sus competidores.
El desplome del rublo, aunque diezmó el valor de las ganancias locales en dólares y euros, también redujo significativamente los costes de producción en Rusia. Según algunas estimaciones, los costes de producción del país son actualmente inferiores a los de China.
"Los últimos dos o tres años han sido un desastre", dijo Frank Schauff, director de la Asociación de Empresas Europeas de Moscú. "Ahora la situación está cambiando ya que el tipo de cambio del rublo se ha estabilizado y se prevé que la economía rusa volverá a crecer pronto".
0,8% Crecería el PIB de Rusia en 2017, según estimaciones del Gobierno, después de dos años de recesión
El Gobierno ha informado que la reunión anual de inversores internacionales de septiembre atrajo el mayor número de altos directivos en 10 años. La inversión internacional directa aumentó a US$8.300 millones en los primeros nueve meses de este año, más que los US$5.900 millones de todo 2015, según datos del banco central.
No obstante, estas cifras siguen muy por debajo de los niveles anteriores a la crisis de Ucrania que, junto con las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea y la caída de los precios del petróleo y el rublo, llevaron a muchas grandes empresas a reconsiderar sus inversiones.
Sin embargo, el aumento de las inversiones internacionales es un atisbo de buenas noticias para esta economía necesitada de capital. En general, las empresas siguen demorando la expansión en Rusia, y las inversiones de capital cayeron un 2,3% durante los primeros nueve meses de este año.
La clase media, el mercado al que apunta la mayor parte de los inversores internacionales, se ha contraído en 14 millones de personas durante los dos últimos años, según Sberbank CIB, un banco local de inversiones.
"Estamos viendo indicios de mejora", dijo Indra Nooyi, máxima responsable de Pepsico en septiembre. Incluso con el desplome del rublo, Rusia sigue siendo el tercer mercado en tamaño, después de Estados Unidos y México.
Por su parte Ford Motor ha dicho este mes que ve señales de un repunte de las ventas de automóviles, seriamente afectadas por la recesión. La cadena minorista francesa de productos para bricolaje Leroy Merlin ha dicho que las ventas en las mismas tiendas han aumentado un 5% en rublos ya que los rusos están comprando más productos de bajo coste.
"Hemos adoptado una postura de largo plazo y estamos viendo cierta mejora", dijo el director nacional de la empresa, Vincent Gentil.