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El regreso de Tiger Woods: ¿Volverá a crecer el multimillonario negocio del golf?

La estrella estadounidense está participando en el Masters que se lleva a cabo hasta el domingo. El deporte ha disminuido su popularidad en los últimos años, llegando en EE.UU. solamente a los 23,8 millones de golfistas.

06 de Abril de 2018 | 07:09 | Bloomberg
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EFE
SANTIAGO.- En una época de películas de acción en Imax y la Ultimate Fighting Championship, el pausado deporte del golf se enfrenta a una cruda realidad: su mayor atractivo sigue siendo un jugador de 42 años con problemas de espalda: Tiger Woods.

La estrella regresó al Masters ayer, el principal torneo de ese deporte en el mundo. Los fanáticos del golf y del sector de US$70.000 millones, están encantados de que ahora sea uno de los favoritos. Si sigue recuperándose de una década de lesiones y escándalos, ¿podría revivir el pasatiempo favorito de los presidentes estadounidenses desde Eisenhower hasta Obama y Trump?

Probablemente no. El golf era un deporte más saludable y popular a comienzos de la carrera de Woods. Incluso en aquel entonces, la televisión, los patrocinadores y los organizadores de torneos se beneficiaban más con su grandioso éxito, según Jim Koppenhaver, fundador de la empresa de consultoría de golf Pellucid Corp.

"Hubo poca o ninguna correlación con la salud de la industria central, que está en el negocio de administrar instalaciones de golf, generar torneos, ingresos y empleos", señaló Koppenhaver.

Cortejar a la juventud

En 2016, Estados Unidos contaba con sólo 23,8 millones de golfistas, por debajo del máximo de 30,6 millones que alcanzó en 2003, según la National Golf Foundation. Solamente en 2016, cerca de 230 campos de todo el país norteamericano cerraron definitivamente.

Menos personas están jugando debido a la cantidad de tiempo que tardan en completar un partido, que es de cuatro horas, además del costo de los equipos y los green fees (tarifas para jugar), la dificultad y la frustración inherentes al deporte.


Para atraer a una generación más joven, los líderes del sector han probado con campos de seis hoyos e incluso hoyos más grandes. Topgolf, una franquicia de canchas de práctica, está cortejando a los recién llegados en lugares que se asemejan a las pistas de bolos de alta gama que cuentan con televisores de pantalla grande y sirven platos de pollo y wafles, sangría y margaritas.

Cuando Tiger Woods terminó segundo en el Valspar Championship el mes pasado, los ratings en NBC fueron 190% más altos que el año anterior. Los ratings de la última ronda de la noche superaron los de cada campeonato de la PGA desde 2014, cada U.S. Open desde 2013 y cada Abierto Británico desde 2000, según Sports Media Watch.

En enero, el golfista empató en el puesto 23 en el Farmers Insurance Open, pero los ratings en CBS aumentaron incluso después de que él quedara eliminado. Cuando la transmisión se trasladó al Golf Channel para cubrir algunos de los playoffs, fue la más vista de la historia de la red.

El presidente de CBS Sports, Sean McManus, se refirió al efecto Woods, afirmando que "es lo más automático que existe en la televisión deportiva".

No es sorprendente que las empresas apuesten por Woods. En diciembre de 2016, la japonesa Bridgestone Corp. firmó un acuerdo multianual de patrocinio con él y recientemente lanzó una pelota de golf marca Woods.

Aunque existan limitaciones del efecto Tiger, los inversores están impulsando las acciones relacionadas con el golf. Un caso es el del fabricante de artículos deportivos Callaway Golf Co., que han subido 20% este año.

Por otra parte, las de Acushnet Holdings Corp., propietaria de las marcas de golf Titleist, Pinnacle y FootJoy, crecieron 11%. El analista de Jefferies LLC, Randal Konik, atribuye la actual agitación del sector a algo más que a Woods.

"Lo que es bueno para el golf es esta idea de que la oferta se ponga a la altura de la demanda", sostuvo Konik. En ese sentido, Woods ayuda, pero "el golf no necesita a Tiger".
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