LA NACIÓN, Argentina, GDA.- El cruce frenético de WhatsApp arrancó temprano el sábado. La decisión de Cristina Kirchner de ungir a Alberto Fernández como cabeza de fórmula no solo sacudió el hormiguero de la política, sino que también modificó profundamente la estrategia que, en las sombras, había comenzado a tejer gran parte del empresariado argentino frente a las elecciones.
En la fórmula Fernández-Fernández, sin embargo, subyace un reconocimiento a la necesidad que tendrá el próximo gobierno de garantizarse apoyos para poder avanzar en la gestión. Ya el sábado, el mismo día en el que se viralizaba en las redes el video de CFK en el que anunció el nombre de su candidato, Alberto se reunió al mediodía en su departamento de Puerto Madero con dos de sus referentes en lo económico: Matías Kulfas y Cecilia Todesca Bocco.
Estos economistas forman parte -junto con Fernando Peirano- del grupo Callao, una suerte de think tank que creó Alberto Fernández el año pasado para trabajar dentro del peronismo en una alternativa para las elecciones presidenciales.
Durante el kirchnerismo, Kulfas fue director del Banco Nación y mano derecha de Mercedes Marcó del Pont en el Banco Central (BCRA), la responsable de instaurar el cepo cambiario en noviembre de 2011, poco después de que Cristina se garantizó su segundo mandato.
Fue precisamente allí donde trabajó codo a codo con Todesca Bocco, entonces jefa de gabinete de Marcó del Pont. Junto con Guillermo Nielsen, amigo desde hace tiempo de Fernández y secretario de Finanzas en tiempos de Roberto Lavagna, son hoy las personas de consulta económica más cercanas del flamante candidato.
Primeras ideas
"La situación económica actual es delicada y no está claro cuál será el panorama en diciembre. Lo que tiene que quedar bien claro es que los compromisos asumidos por el país serán honrados y con el FMI se discutirá y se negociará articulando estrategias que permitan recuperar el crecimiento y pagar las deudas. Recuperar el crecimiento debe ser la prioridad", dice Kulfas a La Nación.
Pero en una entrevista al sitio A Canal Abierto, el economista dio hace menos de un mes bastantes más definiciones. Kulfas es crítico de la liberalización financiera aplicada durante el macrismo, sobre todo de la eliminación de las regulaciones para la liquidación de exportaciones y de los plazos para la permanencia de inversores extranjeros. "Hoy por hoy -dijo-, el FMI no va a estar de acuerdo con medidas que intenten regular el mercado, y no hablo de cepo, pero sí de un mercado cambiario en el que haya una oferta más previsible, donde haya liquidación de exportación en un plazo razonable y cosas que no están ocurriendo".
27de octubre son las elecciones presidenciales en Argentina
Pese a los temores del mercado, tampoco cree que la Argentina vaya a caer en cesación de pagos. "En el corto plazo, tenemos vencimientos con el sector privado que el FMI ha ido cubriendo con desembolsos, con lo cual están resueltos los pagos de deuda de los próximos meses. Más adelante vamos a tener vencimientos con el FMI que probablemente haya que renegociar", dijo.
El kirchnerismo más duro, por su parte, aporta al frente económico nombres como el de Augusto Costa, secretario de Comercio de Axel Kicillof y uno de los ideólogos en su momento del plan de Precios Cuidados, vigente hasta hoy. La figura de Kicillof se preserva por ahora para el armado de la lista del kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires, aunque es referente de la expresidenta.
En una segunda y tercera línea, entretanto, existe diálogo con los economistas del Espacio Atahualpa (que integran, entre otros, Delfina Rossi, Martín Navarro, Agustin D'attellis, Alejandro Vanoli, Andrés Asiain, Mariano Kestelboim, Roberto Arias, Sergio Woyecheszen) y del grupo Fragata (Nicolás Tereschuk).
Lavagna, más lejos
Como a todo el arco político, también al empresariado tomó por asalto la movida de Cristina el fin de semana. Pero superada la sorpresa de las primeras horas, entre los industriales prima ahora la sensación de que la candidatura de Roberto Lavagna, la figura con la que no pocos se habían embanderado, empezaría a diluirse. Es que con el ingreso de Alberto a escena, el kirchnerismo parece querer mostrar su faceta menos radicalizada, un desafío para espacios como Alternativa Federal, que estaba intentando perfilarse como opción en un escenario de polarización entre dos modelos económicos antagónicos.
"Con este armado, la grieta se consolida, pero se modera. Y la ancha avenida del medio es cada vez más angosta", describe el politólogo Andrés Malamud.
Fernández no es un desconocido para los hombres de negocios. Mientras ocupó la jefatura de Gabinete, con Néstor Kirchner primero y con Cristina después, fue uno de sus principales interlocutores en el Gobierno. Según consta en el Registro Público de Audiencias, entre 2005 -desde que comenzó- y 2008 -año en el que abandonó el gobierno de CFK, tras la crisis con el campo- Alberto consignó 751 reuniones.
Oscar Vicente (Perez Companc), Antonio Mata (entonces jefe de Aerolíneas Argentinas), Aldo Karagozian (TN Platex), Enrique Cristofani (Santander), Luis Pagani (Arcor), Enrique Pescarmona (Impsa) y Juan Bruchou (entonces CEO de Citi) fueron algunos de los que se acercaron a su despacho. También hubo tiempo para encuentros con periodistas y ejecutivos referentes de medios, como Jorge Rendo, de Clarín. El registro es solo una muestra, dado que pocos encuentros suelen declararse.
Así y todo, no pocos industriales lo recuerdan como "un duro". "Como jefe de Gabinete no le interesaba el tema industrial", resume el dueño de una de las principales empresas del país. "Todos los industriales están preocupados, porque saben que son la base del ajuste y hoy no hay nadie que se interese en lo que les está pasando", dice.
La visión de los banqueros y representantes de fondos no es muy distinta. Desconfían de la racionalidad que intenta imprimirle a la fórmula el ascenso de Alberto. Como también desconfían de las palabras del ex ministro Kicillof, que viene teniendo reuniones con inversionistas e intenta mostrar una lógica mucho más afín a la del mercado y contraria a la que supo tener mientras manejó las riendas de la economía argentina. Esta es una visión que, en confianza, hasta compartieron con algunos interlocutores locales delegados del FMI que hasta la semana pasada estuvieron en la Argentina.
Lo que Hacienda esconde
Pero también algunos inversionistas consideran que el regreso hacia un kirchnerismo blando elimina el escenario más temido, de una Argentina a lo Venezuela. Una hipótesis que, el menos en el corto plazo, podría traerle oxígeno a la administración Macri. En el equipo económico de Nicolás Dujovne saben que las turbulencias que se vivieron en los primeros meses del año pueden haber sido solo un ensayo tibio de lo que podría suceder eventualmente ante un resultado adverso en las PASO (primarias abiertas simultánea obligatoria).
Hoy la economía es una de las áreas que más incomodan al Gobierno. En una reunión que tuvieron el viceministro de Hacienda, Miguel Braun, y el secretario de Finanzas, Santiago Bausili, con economistas de bancos admitieron que al inflación este año habrá alcanzado el 40% a fin de año, con un promedio del 50%. En las conversaciones entre profesionales la verdad, por incómoda que sea, es premisa necesaria para iniciar cualquier diálogo. En público, el equipo económico asegura no tener proyecciones propias. Los fracasos sirvieron de escarmiento.
Las proyecciones oficiales no se alejan demasiado de las del sector privado. En el equipo económico esperan que en el primer trimestre la economía haya crecido 0,5%. La actividad -afirmaron en el encuentro con economistas- se recuperaría en abril y levantará cabeza en el segundo trimestre, gracias al agro, "que va a sorprender", aseveraron, y a una desaceleración de la inflación a partir de mayo (por la estabilidad cambiaria y el fin de los ajustes de tarifas). Los precios, afirmaron, se desacelerarían aun más en junio y julio.
En Hacienda también admiten que la relación con el FMI se extenderá por una década más, aunque la idea sería ir hacia un programa de más largo plazo, de facilidades extendidas. Por ahora, no tienen previsto pedir adelantos de aportes ni extensiones de plazos. "El mejor negocio es cumplir. Mientras podamos lo vamos a hacer", insistieron antes sus interlocutores.
Tampoco habrá recompras de deuda, salvo que en algún momento surja financiamiento privado para hacerlo. Los dólares se resguardan para mantener a raya el mercado cambiario y ante eventuales caídas en la recaudación, que para Hacienda mejorará a medida que vayan cerrándose las paritarias y se concrete la venta de las centrales Brigadier López y Barragán, con las que esperan recibir US$1000 millones. Administrar la turbulencia, en suma, es el gran desafío de Macri en campaña.