Durante las primeras semanas de la pandemia era solo un goteo. Compañías como la aerolínea de Alaska Ravn Air cayeron en quiebra cuando los viajes se suspendieron y los mercados colapsaron.
Pero las dificultades financieras provocada por los cierres de las economías se profundizaron aún más, provocando lo que se ha convertido una ola de insolvencias que arrasa las corporaciones estadounidenses.
Solo en mayo, unas 27 compañías que informaron de unos pasivos de al menos US$50 millones solicitaron la protección judicial frente a acreedores, la cifra más alta desde la Gran Recesión.
Las insolvencias afectan a conocidas empresas en Estados Unidos como JC Penney Co. y J. Crew Group Inc. o a compañías aéreas como Latam Airlines Group y Avianca Holdings, cuyos negocios quedaron diezmados por la cancelación de los viajes.
En mayo de 2009, 29 empresas importantes se declararon en bancarrota, según datos recopilados por Bloomberg. Y en lo que va de año, ha habido 98 quiebras presentadas por compañías con al menos US$50 millones en pasivos, también la cifra más alta desde 2009, cuando 142 compañías se declararon insolventes en los primeros cuatro meses.
Sin embargo, pocos piensan que las bancarrotas han tocado un máximo. "Creo que vamos a seguir viendo insolvencias al menos al nivel que estamos viendo ahora por un tiempo", afirmó Melanie Cyganowski, ex jueza de quiebra que ahora trabaja para el bufete de abogados Otterbourg.
La ola de insolvencias parece ir contra corriente de los mercados crediticios de EE.UU., que están más activos que nunca: las corporaciones de grado de inversión pudieron proteger sus balances al pedir prestado casi US$1 billón en los primeros cinco meses del año, el ritmo más rápido registrado.
Sin embargo, no hay tanta suerte para las empresas más débiles. Sus ingresos se han evaporado, limitando su capacidad de mantenerse al día con los pagos de la deuda y obligándolas a buscar refugio ante un tribunal de quiebras.
"Si conoce a alguien en los tribunales de bancarrota, asegúrese de darle las gracias", dijo Duston McFaul, socio en el bufete de abogados Sidley Austin por correo electrónico. "Ya están bajo mucha presión y solo estamos en la primera vuelta".