El Nord Stream 2 es un gasoducto de gas natural de 1.230 kilómetros de largo bajo el Mar Báltico, que se extiende desde Rusia hasta la costa báltica de Alemania.
Este gasoducto duplicaría la capacidad de un primer ramal llamado Nord Stream 1, inaugurado en 2011, elevándola a 110.000 millones de metros cúbicos de gas al año. Con ello, la red de tuberías evitaría su paso por Ucrania y Polonia, quienes perderían sus tarifas de tránsito. Es por ello y otras razones, que se dice que este proyecto aumentaría la influencia de Rusia sobre Europa.
Ahora, el segundo ramal se ha llenado con gas, pero aún no está operativo a la espera de la aprobación de los reguladores de servicios públicos de Alemania y la Comisión Europea.
El productor estatal Gazprom dice que satisfará la creciente necesidad de Europa de gas natural asequible y complementará los gasoductos existentes a través de Bielorrusia y Ucrania.
En la actualidad, el viejo continente importa la mayor parte de su gas y obtiene alrededor del 40% de Rusia. Nord Stream 2 ofrecería una alternativa al antiguo sistema de Ucrania, reduciría los costos al ahorrar las tarifas de tránsito pagadas, y evitaría episodios como breves cortes de gas en 2006 y 2009 por disputas de precios y pagos entre el Kremlin y su vecino.
Estados Unidos y algunos aliados europeos de la OTAN, como Polonia y Ucrania, se han opuesto al proyecto desde antes de la administración de Biden. Dijeron que le da a Rusia la posibilidad de usar el gas como arma geopolítica.
El demócrata renunció a las sanciones contra el operador del oleoducto cuando estaba casi terminado, a cambio de un acuerdo de Alemania para tomar medidas contra Rusia si usa gas como arma o ataca a Ucrania. Pero EE. UU. sigue pensando que Nord Stream 2 es una mala idea.
Mientras tanto, Scholz, quien asumió el mando en Alemania en diciembre, respaldó el proyecto como ministro de finanzas de Angela Merkel, y su Partido Socialdemócrata lo apoyó.
Si bien ha evitado referirse específicamente a Nord Stream 2, Scholz dice que Rusia enfrentaría "graves consecuencias" y que las sanciones deben estar listas con anticipación.
Estados Unidos podría imponer fuertes sanciones financieras, penalizando a cualquier persona o compañía que haga negocios relacionados con el oleoducto, ahuyentando efectivamente a los bancos y empresas e imposibilitando el funcionamiento del oleoducto.
Biden no ha dicho si esa es la ruta que podría seguir. Preguntado el lunes cómo Estados Unidos detendría algo que está bajo control alemán, Biden solo dijo: "Te prometo que podremos hacerlo". Scholz agregó: "Puede estar seguro de que no habrá ninguna medida en la que tengamos un enfoque diferente. Actuaremos juntos".
En el Congreso, los republicanos y los demócratas, en un raro acuerdo, se han opuesto durante mucho tiempo a Nord Stream por la influencia que le da a Rusia sobre Europa. Han estado divididos durante meses sobre si imponer sanciones a Nord Stream 2 ahora o solo si Rusia invade. Los partidarios del proyecto de ley se han negado a decir en qué compromiso podrían estar trabajando.
En Alemania, el proceso de aprobación se ha presentado como una decisión estrictamente legal, no política, lo que genera dudas sobre qué mecanismo podría usarse si hay un ataque ruso. En Europa, se acordaron a nivel de la Unión Europea sanciones contra Rusia por su toma de la península ucraniana de Crimea en 2014.
No inmediatamente o directamente. Dado que los reguladores no lo aprobarán durante meses, el gasoducto no puede ayudar a satisfacer las necesidades de calefacción y electricidad este invierno, ya que el continente enfrenta una escasez de gas. Gazprom podría, si así lo decidiera, enviar más gas a través de los gasoductos existentes.
La crisis invernal ha seguido alimentando las preocupaciones sobre el Kremlin y el gas. El presidente Vladimir Putin ha dicho que la escasez subraya la necesidad de una rápida aprobación de Nord Stream 2. Así, Rusia se abstuvo de vender gas a corto plazo, a pesar de que cumplió con los contratos a largo plazo con los clientes europeos, y no pudo llenar su almacenamiento subterráneo en Europa.
Algunos analistas dicen que Rusia primero tuvo que llenar sus propias reservas de invierno, y Gazprom ha enfatizado su papel como un proveedor confiable a largo plazo. Cualquiera que sea la motivación, los comentarios de Putin hicieron poco para aliviar las preocupaciones de que Rusia se incline a usar el gas para influir políticamente.
Eso es simplificar demasiado. Si bien Europa necesita gas ruso, Gazprom también depende del mercado europeo para las ventas para respaldar los presupuestos del gobierno ruso. Y la Unión Europea ha sido capaz de obligar a Gazprom a cumplir con muchas de sus normas antimonopolio en los últimos años.
Esa interdependencia es la razón por la que muchos piensan que Rusia no cortará el gas a Europa incluso si el conflicto por Ucrania se intensifica, y los funcionarios rusos han subrayado que no tienen intención de hacerlo.