El comprador del Flatiron, uno de los rascacielos históricos más famosos de Nueva York, no aportó la suma necesaria tras haberse proclamado ganador en una subasta la pasada semana en la que se comprometió a pagar US$190 millones.
Jacob Garlick, socio fundador de Abraham Trust, un fondo especializado en distintas operaciones de inversión, debía depositar el 10% de la cantidad en metálico como garantía de pago, cosa que no ha sucedido, con lo que su titularidad queda anulada, según recogen hoy varios medios neoyorquinos.
Las condiciones de la subasta estipulaban que en caso de no aportar ese 10%, el rascacielos pasaba al siguiente postor, pero no queda claro si se mantiene su precio, que había sido considerado excesivo por Jeffrey Gural, ese segundo capitalista interesado.
Gural, que dirige la empresa inmobiliaria GFP Real Estate y que fue el único rival de Garlick en la subasta, dijo en su momento no entender cómo Garlick pudo pagar esa suma por un inmueble que está prácticamente vacío y que va a necesitar al menos otros US$100 millones para adecentarlo.
"Sospecho que (Garlick) no tenía el dinero, o se dio cuenta de que ofreció demasiado y decidió no consumar la compra", señaló este miércoles al New York Times Peter Axelrod, nombrado árbitro en la subasta y que ya descartó el nombre de Garlick en futuras operaciones.
De este modo, el destino del Flatiron vuelve a "foja cero", es decir, se queda de nuevo vacío y sin destino claro tras cuatro años cerrado y siendo objeto de disputas entre sus actuales propietarios.
Construido en 1902 sobre una base triangular (en la confluencia entre la calle Broadway y la Quinta Avenida) y que luce esbelto frente al parque Madison Square, los 21 pisos del Flatiron llevan vacíos desde 2019, cuando se marchó su último inquilino, la empresa MacMillan Publishers.