Son muchas las señales de que el consumo de los hogares chilenos está deprimido, y las últimas proyecciones realizadas por el Banco Central en el Informe de Política Monetaria (IPoM) de junio plantean que este continuará reduciéndose, llegando a anotar una caída de 4,9% al cierre de 2023 (-3,8% en marzo).
Dicha trayectoria, apuntó la entidad, sería coherente con la recomposición del ahorro tras su uso masivo en años previos -producto de la alta liquidez que derivó de los masivos apoyos fiscales y los retiros previsionales- y el débil desempeño del mercado laboral, muy ligado al proceso de ajuste que atraviesa la economía.
Pero algo pareciera no calzar. Las cifras desestacionalizadas que maneja la autoridad monetaria revelan que, durante el primer trimestre del año el consumo privado retrocedió 2,5%, alcanzando una variación anual de -6,7%. Esto respondió principalmente a una notoria disminución de la demanda por bienes durables, en su mayoría importados. No obstante, distinto fue el caso del consumo por servicios, que continuó creciendo, escalando 0,8% en la comparación trimestral.
En línea con lo anterior, las Cuentas Nacionales de igual periodo arrojaron que los sectores que destacaron por obtener resultados positivos fueron los servicios personales, restaurantes y hoteles, además de la industria manufacturera y la pesca. En contraste, el comercio siguió ajustándose y la construcción se mantuvo con un bajo desempeño.
Sobre este cambio de tendencia reflexionó hace unos días el economista y ex vicepresidente del Banco Central, Sebastián Claro, en una columna publicada por El Mercurio, donde aborda la heterogeneidad de las cifras agregadas, también en base a las Cuentas Nacionales. "Mientras el gasto en bienes durables -como autos, televisores o sillones- hoy es 15% menor a su nivel de tendencia, el consumo en otras categorías de bienes o en servicios no es muy distinto a la tendencia que traía previo a 2019. ¿Sabía usted, por ejemplo, que el gasto en actividades de alojamiento y servicios de comida (léase turismo) ha crecido 20% nominal en los primeros cuatro meses del año respecto de 2022?", expuso.
"Muchos están convencidos de que la economía está en caída libre, y los datos malos de las casas comerciales -que ocupan un lugar central en nuestra vida- sirven para confirmar esa visión, como asumiendo que esa es la realidad. Pero ello no es necesariamente así. Los retailers venden intensivamente bienes durables y dependen más del crédito, lo que, junto a inventarios altos, un dólar caro y un huracán tecnológico constituyen una mezcla tóxica.
Pero hay otros proveedores de bienes y servicios que no acaparan tanta publicidad, y representan un porcentaje creciente de los gastos de los chilenos", añadió.
Claro además menciona que "aunque es posible que este fenómeno sea en parte transitorio, todo apunta a que estamos siendo testigos de un importante cambio en la composición del consumo: más servicios, más turismo y menos TV".
¿Cómo se explica?
Al ser consultado por el tema, Juan Ortiz, economista senior del Observatorio del Contexto Económico (Ocec) UDP, comentó que, debido a las restricciones a la movilidad en el periodo de pandemia, "el consumo de servicios se vio significativamente afectado, ya que estos implican una mayor interacción social. En contraste con el consumo de bienes, los cuales aumentaron. No obstante, en la economía post pandemia se observa que la composición del gasto de bienes en consumo se ubica relativamente en la tendencia histórica".
En síntesis, sostuvo que "hay un cambio leve a favor de servicios, mientras el consumo de bienes no durables se sigue reduciendo levemente en su participación en el total del gasto. Esta dinámica es esperable que se acentúe en el tiempo".
Ortiz acotó que "conforme los países tienen un mayor nivel de riqueza, tienden a tener un consumo de servicios que propende a tener una mayor proporción en el consumo total. Mientras que el consumo de bienes no durables tienen a reducir en el margen su participación en el total".
"Claramente se ha visto un vuelco en las decisiones de consumo. La mayor liquidez de los retiros aumentó mucho la compra de bienes durables en 2021 y 2022, pero una vez que se cubrió esa necesidad y que los consumidores pudieron volver a salir tras casi dos años de restricciones, fueron los servicios los que se reactivaron fuertemente"
Bernardita Silva, gerenta de estudios de la CNC
La gerenta de estudios de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (CNC),
Bernardita Silva, plantea que el comercio minorista ha registrado fuertes bajas en términos anuales -de 12,4% real en abril-, lo que se explica, en parte, por bases de comparación. "El tercer retiro culminó a fines de abril del año pasado, por lo que durante el primer semestre del 2022 aún se mantenían altos niveles de liquidez y consumo. Al analizar los índices de ventas totales, se ven niveles similares a los 2019", indicó.
Sin embargo, Silva mencionó que "al analizarlo por categoría, ahí hay grandes diferencias, con fuertes caídas en los bienes durables, sobre todo lo que es artefactos eléctricos en general y muebles. Estas categorías no esenciales se han visto más afectadas, en respuesta a un escenario económico más incierto, con hogares que están enfrentando una alta carga financiera a mayores tasas, junto a la caída de su poder adquisitivo dado la mayor inflación y un mercado laboral que se deteriora".
Lo anterior, en oposición a lo que ha ocurrido con servicios de comida rápida -rubro que, según las mediciones de la CNC, mostró un alza de 17,2% real anual en el primer trimestre de 2023-, o actividades relacionadas a alojamiento, servicios de alimentación y turismo.
"Conforme los países tienen un mayor nivel de riqueza, tienden a tener un consumo de servicios que propende a tener una mayor proporción en el consumo total. Mientras que el consumo de bienes no durables tienen a reducir en el margen su participación en el total"
Juan Ortiz, economista senior del Observatorio del Contexto Económico (Ocec) UDP
"Claramente se ha visto un vuelco en las decisiones de consumo. La mayor liquidez de los retiros aumentó mucho la compra de bienes durables en 2021 y 2022, pero una vez que se cubrió esa necesidad y que los consumidores pudieron volver a salir tras casi dos años de restricciones,
fueron los servicios los que se reactivaron fuertemente", agregó Silva.
Esteban Carrasco, director de la Escuela de Ingeniería Comercial de la Universidad San Sebastián también se refirió al tema. "Existe absoluto consenso de que la abundancia de liquidez del año 2021 y 2022 generó un aumento de la demanda en muchas cosas, prácticamente en todo, bienes durables, bienes de consumo y también en servicios", aseveró.
"Hay que pensar que durante los años de la pandemia se suspendieron muchas cosas: se suspendieron conciertos, ferias, viajes. Hubo una serie de actividades que, en muchos casos, se están retomando ahora. Entonces, es efectivamente posible que lo que estamos viendo en el crecimiento de servicios sea precisamente una recuperación de lo que no se hizo en los años previos", cerró Carrasco.