Un emprendimiento entra en la categoría de informal cuando no ha cumplido con el procedimiento para regularizar su operación ante los organismos pertinentes, y conforme a su giro de actividades, como son el Registro de Empresas y Sociedades (RES) o el Registro de Comercio, el Servicio de Impuestos Internos, la Municipalidad y el Servicio Regional de Salud (Seremi de Salud), entre otros.
En Chile, en mayo de 2023, se constituyeron 14.946 empresas y sociedades, las cuales fueron publicadas tanto en el Diario Oficial (11,6%), como en el Registro de Empresas y Sociedades (88,4 %), aunque la cifras hablan del crecimiento del emprendimiento. Datos del Instituto Nacional de Estadísticas revelan que en el país un 27,4% trabajadores operan de manera informal.
Ante esta realidad, Abraham Lazo, el director de Lofwork, centro de negocios que ofrece una asesoría integral a quienes comienzan una actividad económica que necesitan formalizar o rentabilizar, explica la importancia y la necesidad de que las empresas se formalicen y advierte sobre los problemas que pueden acarrear al no hacerlo.
Lazo comenta que “las dificultades tributarias y penales asociadas a administrar un negocio sin cumplir con la normativa vigente, podrían ser aún más complejas en caso contar con trabajadores para desempeñar la actividad; sobre todo, si llegase a producirse un accidente de trayecto o en el lugar en que se realizan las labores productivas”.
El experto enfatiza en que la formalización no solo exime a los emprendedores de costosas multas o tener que responder ante la justicia por alguna irregularidad. Lazo señala que cumplir con lo que exige la ley en materia de iniciación de negocios trae beneficios tributarios. Adicional a esto, los clientes tendrán mayor confianza, ya que será una empresa constituida que entrega boletas y/o facturas.
Desde Lofwork aseguran que otras ventajas de formalizar un emprendimiento es que hay mejoras en el control en la administración y las finanzas, puesto que la gestión se basa en documentos oficiales y registros. Para motivar a los emprendedores a formalizar sus negocios y rentabilizarlos, Lazo entrega cinco razones fundamentales para tomar la decisión y hacerlo.
Se separan las finanzas personales de las de la empresa:
El patrimonio personal del capital y del negocio no deben mezclarse, ya que, si el negocio llegase a ir mal, una quiebra no afectaría los bienes personales.
Mejora el acceso a financiamiento:
Con el emprendimiento ya consolidado, se puede optar a créditos, tanto de entidades privadas como públicas.
Fortalece la confianza a los clientes:
Cuando se tiene una empresa con razón social, RUT y documentos tributarios, se proyecta una mejor imagen de marca, ya que los servicios y/o productos se comercializan conforme a lo establecido en la ley.
Permite obtener certificaciones:
Un emprendedor formalizado puede solicitar certificaciones que acreditan el valor agregado de su negocio.
Postular a beneficios:
El Servicio de Impuestos Internos (SII) entrega una serie de beneficios tributarios que usualmente los emprendedores no formalizados desconocen. Además, una empresa constituida puede postular a fondos públicos como los que entregan Corfo, Sercotec; o a aquellos que otorgan organizaciones privadas.