El FMI advirtió que el principal riesgo para la economía chilena está vinculado al escenario económico externo, en específico una eventual desaceleración brusca y un endurecimiento de las condiciones financieras mundiales.
En su reporte para la región, la entidad señaló que en Chile se prevé un crecimiento de –0,5% en 2023, en razón de la reorientación de la demanda interna hacia una trayectoria ma´s sostenible tras el sobrecalentamiento registrado en 2021–22.
"Se proyecta que el crecimiento se recupere hasta alcanzar 1,6% en 2024, favorecido por las exportaciones y la recuperación del consumo privado", indicó la entidad.
En tanto, mencionó que "el principal riesgo esta´ vinculado a una posible desaceleración mundial brusca y el endurecimiento drástico de las condiciones financieras mundiales, lo que reduciría los flujos de capital y los precios de las materias primas y aumentaría su volatilidad".
En conferencia de prensa, el director del Departamento del Hemisferio Occidental, Rodrigo Valdés, evitó ahondar en los detalles del país y las reformas pendientes. Sin embargo, apuntó que la revisión de la proyección de crecimiento se explica porque "Chile fue uno de los países que hizo una de las mayores expansiones de políticas fiscales durante el Covid, eso produjo un desbalance en la economía que fue bastante grande".
"Cuando los países tienen ese tipo de desarrollo, necesitan un ajuste después, eso puede pasar más rápido, con más o menos dolor, y lo que hemos visto en Chile en los últimos trimestres, es precisamente ese ajuste. Creemos que se ha hecho un gran progreso, entonces ha sido una reacción muy cuidadosa de las autoridades", añadió el ex ministro de Hacienda.
Con respecto a la inflación, el FMI proyecta que se desacelere hasta 4,5% a finales de 2023 y converja hacia la meta de 3% a finales de 2024, gracias al enfriamiento de la demanda interna y la disminución de los precios de las importaciones. Se prevé que el relajamiento de la política monetaria continúe a medida que cedan las presiones de los precios.
Tras un pequeño impulso positivo en 2023, la instancia fiscal se endurecerá´ de manera gradual a partir de 2024, sobre la base de la regla del balance estructural a mediano plazo y el tope de endeudamiento (de 45% del PIB).