Secuestros extorsivos y crímenes con un nivel de violencia para el cual Chile no estaba acostumbrado -ni preparado-, son parte de los fenómenos delictivos que tienen al país bajo una crisis de seguridad, con bandas de crimen organizado ya instaladas en distintas zonas del territorio nacional.
Una situación que, por cierto,también golpea a la economía desde diversas aristas. De hecho, según un reciente estudio de Clapes UC, el daño económico producto de la creciente delincuencia casi se duplicó entre 2013 y 2022. El gasto de los chilenos (medido en dólares de 2022) asociado a delitos saltó 94% en diez años. Y como porcentaje del PIB, estos subieron de un 1,4% en 2013 a un 2% en 2022.
Mientras que un estudio confeccionado por la economista Carmen Cifuentes, del centro de estudios Horizontal, señala que desde el primer trimestre de 2013 al segundo trimestre de 2022, la
pérdida anual del PIB nacional asociada al aumento de delitos
alcanzaría los US$2.065 millones (0,9% del PIB total).
Pero el aumento de la inseguridad en un país también puede acarrear otros y temidos efectos, como la denominada "fuga de cerebros" o emigración de profesionales capacitados y talentosos, que prefieren echar raíces en países más seguros antes de vivir acorralados por el temor.
Sebastián Claro, ex vicepresidente y consejero del Banco Central, en una columna a El Mercurio abordó la crisis de seguridad en el país y en particular de los secuestros. Como consecuencia, comentó sobre "la fuga de cerebros".
Según Claro, el costo social de la inseguridad "es inmenso. La criminalidad no solo es reflejo de un mal ambiente de negocios, sino que introduce un costo inconmensurable para profesionales y empresarios. No en vano, la 'fuga de cerebros', que desafortunadamente comienza a olerse en nuestro ambiente, es una reacción casi instantánea de personas de alta calificación".
"La criminalidad no solo es reflejo de un mal ambiente de negocios, sino que introduce un costo inconmensurable para profesionales y empresarios. No en vano, la 'fuga de cerebros', que desafortunadamente comienza a olerse en nuestro ambiente, es una reacción casi instantánea de personas de alta calificación"
Sebastián Claro, economista
Esta "reacción que comienza a olerse" como dijo Claro, es una realidad en Colombia hace años y en buena parte producto de la inseguridad.
El informe "Migración post pandemia: los desafíos de la cohesión social" de Juan Manuel Chávez, asegura que se fueron del país 3.024.273 ciudadanos en 2021, mientras que entraron 1.905.393 de personas extranjeras. Y una de las razones que consideran los colombianos para emigrar "es la falta de empleo y la inseguridad", dice el estudio.
Junto con ello, la crisis económica de 2020 y 2021, que generó múltiples restricciones en movilidad que agravó la situación financiera y social. Así, en Colombia, el 2021, el 6% de la población decidió partir, mientras que, se registraron casi 4% de nuevos residentes.
Reacciones
La situación de Colombia fue recogida por Leonardo Hernández, director alterno de Clapes UC, quien dijo a Emol que esta situación "la vimos en el caso de profesionales colombianos que llegaron a Chile hace unos 10 o 15 años atrás".
"Para la gente joven con alto capital humano, que puede desempeñarse profesionalmente en el extranjero, puede ser un elemento importante al momento de decidir emigrar", agregó.
En tanto, Cecilia Cifuentes, economista y directora del Centro de Estudios Financieros ESE Business School, coincidió con lo planteado por Claro.
"Ahora no creo que estemos todavía en ese contexto, pero la verdad que la velocidad del deterioro que hemos tenido en esta materia ha sido muy significativa, y en ese sentido si esto se sigue profundizando, yo creo que el escenario que plantea Sebastián Claro en su columna es un escenario que es perfectamente factible"
Cecilia Cifuentes, economista
"Yo comparto la mirada, yo creo que no hay nada que deteriore más la calidad de vida que vivir con inseguridad, entonces efectivamente es un impuesto al final en la práctica bien significativo y puede generar entonces decisiones de cambios de lugar de país de residencia. Yo creo que efectivamente eso ocurre", expresó a Emol.
"Ahora no creo que estemos todavía en ese contexto, pero la verdad que la velocidad del deterioro que hemos tenido en esta materia ha sido muy significativa, y en ese sentido si esto se sigue profundizando, yo creo que el escenario que plantea Sebastián Claro en su columna es un escenario que es perfectamente factible", complementó.
Consecuencias
En cuanto a las repercusiones que este fenómeno pueda causar a la economía local, Tomás Izquierdo, economista y gerente general de Gemines, planteó que "si bien es difícil poder medir y cuantificar el efecto del crecimiento en el crimen organizado, es evidente que genera múltiples externalidades negativas".
"El ejemplo de la fuga de talentos es bueno, porque los más talentosos tienen la posibilidad real de elegir dónde quieren vivir, lo que les permite escoger otro lugar más seguro y con mejor calidad de vida", aseveró a Emol.
"Así como los talentos huyen de la inseguridad y las pocas expectativas de desarrollo profesional, los capitales y la inversión en general entran menos o incluso salen en términos netos"
Tomás Izquierdo, economista
A su vez, explicó que a raíz de esto último, "la inmensa mayoría de la población, en cambio, se encuentra bastante presa del drama de la delincuencia, toda vez que le resulta muy difícil migrar".
Con todo, remarcó que "así como los talentos huyen de la inseguridad y las pocas expectativas de desarrollo profesional, los capitales y la inversión en general entran menos o incluso salen en términos netos".
Sin embargo, dijo, "poder aislar cuánto de lo anterior se explica por la inseguridad ligada al crimen y cuanto simplemente a las muy bajas expectativas de crecimiento económico futuro, no es fácil".
Por su parte, Hernández fue tajante: "La consecuencia es una menor productividad y por ende menor crecimiento. Si le sumamos a esto que por la delincuencia hay menos interés en invertir en Chile, el efecto es doble: menos capital humano y físico".
Asimismo, enfatizó en que "el drama de esto, es que la delincuencia es altamente regresiva".
En ese sentido, explicó que "los que más tienen se pueden proteger con sistemas de seguridad, guardias, autos blindados, etc. Pero los que menos tienen, no".