Jeddah, ciudad de Arabia Saudita.
El Mercurio
Arabia Saudita destinó en 2023 una gran cantidad de recursos para financiar sus megaproyectos de infraestructura con el objetivo de modernizar el reino, además a atraer inversionistas y abrir las puertas al turismo.
Se trata de medidas que ha impulsado con fuerza el príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, desde que tomó 'de facto' las riendas del país en 2017, con miras a reducir la dependencia económica del petróleo.
Lo que, en todo caso, ha dejado como saldo un fuerte déficit presupuestario de casi US$21.600 millones el año pasado en el rico país del golfo Pérsico -acorde a lo proyectado- ,
tras haber gastado unos US$345 mil millones.
Para dimensionar aquello, se trata de una cifra que es mayor al Producto Interno Bruto (PIB) de Chile -en torno a los US$300 mil millones-, desembolsado solo en un año.
Ahora bien, el Ministerio de Finanzas también justificó que durante el ejercicio pasado el Estado incrementó en un 13 % el gasto en salud y en desarrollo social.
Los ingresos derivados de la producción y la exportación de petróleo alcanzaron, hasta el cuarto trimestre de 2023, unos US$201.200 millones, mientras que los ingresos no petroleros ascendieron a los US$122.000 millones de dólares, según la fuente.
A principios de diciembre, el Gobierno saudí aprobó los presupuestos para 2024, estimando unos ingresos de casi US$312.500 millones y un déficit similar al del año pasado, situado en alrededor de US$21.000 millones.