En la reunión de política monetaria realiza el pasado 30 y 31 de julio, el Consejo del Banco Central consideró plausible dos opciones de tasa de política monetaria: mantener en su nivel de 5,75% y un recorte de 25 pb hasta 5,5%.
En votación unánime, los consejeros se decidieron por la primera opción, dejando la tasa de referencia sin cambios por primera vez en más de un año. Asimismo, señalaron que el próximo IPoM contará con mayores antecedentes que ayudará con el análisis de política monetaria.
Este viernes, el instituto emisor publicó la minuta de la reunión, donde se destacó que, en términos generales, las noticias conocidas desde la última reunión no se desviaban de las tendencias consideradas en el IPoM de junio.
"Por un lado, la evolución de la economía seguía en proceso de recuperación, con una demanda que resultaba algo más dinámica que la actividad. Por otro, el impacto directo de las tarifas eléctricas sobre la inflación sería significativo, pero transitorio", apuntó.
Asimismo, se sumaba que las perspectivas para la inversión, en especial en el sector minero, mejoraban.
Por último, el ciclo inflacionario en Estados Unidos de América sería de una convergencia gradual hacia su objetivo de 2%, lo que suponía que su economía, que había sorprendido por su dinamismo en el último tiempo, iba perdiendo velocidad. Esto permitiría a la Fed seguir con un proceso gradual de recortes de tasa, con uno o dos de 25pb durante este año.
En lo interno, resaltaron que los datos parciales del segundo trimestre mostraban una actividad por debajo de lo previsto. No obstante, el análisis más detallado apuntaba a algunos factores puntuales en este resultado y, por otro lado, la demanda interna se comportaba relativamente en línea, aunque con una recomposición de menor consumo y mayor inversión.
Respecto de la inflación, la depreciación del peso y el hecho que los subsidios asociados al alza de las tarifas eléctricas no se considerarán en el cálculo del IPC por parte del INE, elevaban la inflación prevista para el período comprendido entre el segundo semestre de 2024 y la primera mitad de 2025.
"Se resaltó que la evolución del escenario macroeconómico parecía ir configurando riesgos relevantes, cuyos efectos sobre la inflación eran contrapuestos. Por un lado, un riesgo de que la actividad resultara más baja que lo previsto, lo que llevaría a menores presiones para la inflación. Por otro, existía un riesgo de mayor persistencia inflacionaria, en un contexto de niveles de inflación más altos en el corto plazo asociados al alza de las tarifas", reveló la minuta del instituto emisor.
En tanto, se argumentó que ninguna de las dos situaciones de riesgo parecía inminente ni dominaba sobre la otra. Si bien la actividad era menor que la esperada, no ocurría lo mismo con la demanda y se identificaban algunos elementos puntuales. Por otro lado, la reacción de las expectativas de inflación y las tasas de interés daba cuenta de que los mercados habían comprendido el origen específico del shock inflacionario y su transitoriedad.
Con todo, se destacó que este era un tema que debía seguirse monitoreando cuidadosamente.
Con estos antecedentes sobre la mesa, todos los Consejeros coincidieron en que los antecedentes disponibles confirmaban que, en términos generales, la economía evolucionaba en línea con las tendencias delineadas en el escenario central del IPoM de junio.
"Si bien había novedades importantes tanto en la actividad como en la inflación prevista en el corto plazo que se debían considerar, ellas apuntaban en direcciones opuestas para la dinámica inflacionaria futura", señaló.
En tanto, hubo acuerdo en que un análisis más comprensivo de las implicancias para la estrategia monetaria de estos elementos se daría en el marco del próximo IPoM, oportunidad en que se dispondría de más antecedentes que permitieran contrastar estas tendencias.
En ese sentido, el Consejo concordó en que seguía siendo válida la estrategia delineada en el último IPoM, esto era que la convergencia de la inflación a la meta de 3% era coherente con una TPM que seguiría reduciéndose a lo largo del horizonte de política monetaria. Congruente con esto, estimó que las opciones más adecuadas eran (i) mantener la TPM; (ii) reducirla en 25pb, hasta 5,5%.
"Hubo acuerdo en el Consejo en que ambas opciones eran compatibles con la estrategia planteada en el IPoM, destacando, de hecho, que las expectativas de mercado consideraban casi en proporciones iguales ambas posibilidades. Por lo tanto, la decisión entre una u otra debía considerar aspectos relacionados con elementos tácticos y/o con la ponderación de riesgos", dijo.
Por un lado, considerando el escenario central del IPoM de junio, era razonable comenzar a realizar pausas en el proceso de baja de la TPM. Además, ante el hecho que las proyecciones de inflación de corto plazo tenían
revisiones al alza, había espacio para privilegiar la cautela y esperar al siguiente Informe con más antecedentes y una revisión de las perspectivas de mediano plazo.
Respecto de la decisión de bajar la TPM, condicionado al escenario central, tomar esa opción ahora o en alguna de las siguientes Reuniones era solo un tema de oportunidad. "No obstante, bajar en esta Reunión limitaría los espacios para el resto del año", apuntó.
En cuanto a las consideraciones de riesgo, se mencionó que no era evidente la predominancia de ninguna de los dos. "De todos modos, los datos que se conocerían previo al IPoM ayudarían a calibrar mejor sus implicancias", resaltó.
Así, la presidenta Rosanna Costa, la vicepresidenta Stephany Griffith-Jones y los consejeros Alberto Naudon, Luis Felipe Céspedes y Claudio Soto votaron por mantener la TPM en 5,75%.