BRASILIA.- El ministro de Hacienda de Brasil, Joaquim Levy, renunció hoy a su cargo y confirmó así los rumores que apuntaban a su salida del gobierno de la Presidenta Dilma Rousseff, en medio de la crisis económica y política en el país.
"La Presidenta (Dilma Rousseff) agradece la dedicación del ministro Joaquim Levy, que tuvo un papel fundamental en el enfrentamiento de la crisis económica", informó la presidencia en un comunicado donde también indicó la designación de Nelson Barbosa, actual ministro de Planificación.
Levy se había negado a confirmar esta mañana en rueda de prensa su dimisión, aunque confesó que siente una cierta "decepción" del Ejecutivo y del Parlamento por la "falta de respaldo" a algunas medidas que propuso para ajustar las cuentas públicas y recortar el gasto.
El ex ministro, economista ortodoxo de mucho prestigio en el sector bancario, intentó sin éxito revertir el deterioro de la séptima economía del mundo a través de un drástico ajuste fiscal que no prosperó y fue criticado reiteradamente por el gobernante Partido de los Trabajadores (PT), así como por los grupos sociales y sindicales que apoyan al Gobierno.
La política económica defendida por Levy, basada en una rígida disciplina fiscal, también fue resistida por Barbosa, por lo que los desacuerdos entre ambos fueron la tónica durante los casi 12 meses que compartieron el Gabinete de Rousseff, desde que la mandataria asumió su segundo gobierno, en enero.
La gota que desbordó el vaso fue la decisión del Gobierno de enviar el martes al Congreso un proyecto de Presupuesto para 2016 que contempla un déficit fiscal equivalente al 0,5% del Producto Interno Bruto (PIB), en contra de la opinión de Levy.
Un día después de que el proyecto arribara al Congreso, la agencia de calificación de riesgo Fitch le retiró al país el grado de inversión, tal como lo había hecho en septiembre la agencia Standard & Poor's.
La caída de Brasil al grado especulativo por parte de una segunda agencia calificadora precipitó la salida del ministro, quien asumió el cargo con el rol de fiador del Gobierno de Rousseff ante el mercado financiero.
No obstante, el economista, llamado "manos de tijera" por su férrea defensa del recorte de gastos para garantizar superávit fiscal, no logró aplicar en tiempo y forma las medidas que a su entender son indispensables y urgentes para que la economía brasileña salga de la recesión en la que está inmersa y retome la senda del crecimiento.
Barbosa asumió el 1 de enero la cartera de Planificación y, pese a no estar afiliado al PT, goza del respaldo del partido y tiene una estrecha relación con el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010).
En 2006, el economista ingresó al Ministerio de Hacienda, donde permaneció hasta 2013 comandando diversas oficinas, como las secretarías de Acompañamiento Económico, de Política Económica y Ejecutiva.
Fue uno de los mentores de la política económica que a partir de 2008 llevó adelante el Gobierno de Lula primero, y de Rousseff a partir de 2011, con la que Brasil consiguió enfrentar la crisis internacional sin perder el ritmo de crecimiento.