SANTIAGO.- La noche del pasado lunes transcurría normal para José Rolando Muñoz Araneda. Eran casi las tres de la madrugada y tras movilizar a un grupo de trabajadores del Hotel Wyndham de Buenos Aires, ubicado en la Bahía Grande de Nordelta, Tigre, Argentina, el conductor de 44 años pasaba el tiempo en el lobby del recinto, mirando noticias por internet.
Una en particular llamó su atención: la búsqueda urgente de un brasileño que había sustraído a sus dos hijos desde Chile. En ese preciso instante y mientras Muñoz recién digería esta información, los protagonistas de esa noticia cruzaron la puerta de acceso y se registraron en recepción.
Así comienza la historia del chofer José Muñoz, quien esa noche se transformó en un anónimo héroe que permitió hallar rápidamente a los dos niños, luego que su padre, el brasileño Flavio Rocha Do Santos, incumpliera el régimen de visitas y los sustrajera el sábado desde Valdivia.
Según relató a
"El Mercurio", fue una publicación hecha en Clarín la que lo alertó de lo que sucedía. Como la nota agregaba al final el número de teléfono de la familia Twele en Valdivia, rápidamente tomó contacto con ellos y les comunicó que Flavio Rocha y los menores acababan de llegar al recinto.
Con la noticia del hallazgo, Muñoz llamó a la Interpol y a la policía trasandina para que detuvieran al sujeto, lo que se hizo complejo dado que hasta el domingo, desde Chile la PDI y el Ministerio Público solo emitieron una orden de ubicación internacional, no de detención.
Las horas pasaban y los contactos telefónicos entre el conductor y los Twele se mantenían al ver que la detención no ocurría. Por ello, y en un arranque audaz, Muñoz ubicó el vehículo de Rocha en el estacionamiento y le desinfló los cuatro neumáticos. Luego intentó adquirir un celular para amarrarlo al chasis del auto, para así seguir la señal vía GPS. Todo para dar caza al brasileño en caso de que escapara nuevamente con los menores.
Recién seis horas después del aviso -cerca de las 9 de la mañana- la detención de Rocha se concretó cuando aún dormía en su habitación Mientras esto pasaba, Muñoz saludó a los niños y les prestó su celular para que hablaran con su madre en Valdivia. La tarea estaba cumplida.
Este conductor de origen chileno y radicado hace 37 años en Argentina, señala que lo que hizo esa noche fue solo por ayudar. "Muchas veces pasan cosas que se pueden evitar, porque la mayoría del mundo dice 'no te metas'. Es lamentable, pero yo tengo conciencia y doy la mano a quien lo necesita", comenta.
"Creo que él fue un ángel de la guarda vestido de hombre. Incluso después que terminó su turno, nunca abandonó a los niños y los entretuvo hasta que llegó mi hija", relata una agradecida María Inés Montecinos, abuela de los menores.
