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Neuroderechos: Cómo protegerse cuando la inteligencia artificial pueda acceder a nuestros pensamientos y emociones

La posibilidad de que una máquina sea capaz no sólo de entender cómo funciona el cerebro, sino también extraer información de él es uno de los temas que el Proyecto BRAIN del español Rafael Yuste pretende resguardar.

02 de Octubre de 2019 | 12:30 | Redactado por Camila Díaz S., Emol
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American Heart Association
Esta semana se encuentra en Chile uno de los mayores exponentes mundiales sobre neuroderechos, se trata del neurobiólogo español Rafael Yuste que durante años ha trabajado en Estados Unidos -desde la Universidad de Columbia- en su Proyecto BRAIN que tiene como base este concepto que llega a nuestro país para alertar sobre un aspecto de nuestros derechos que aún no ha sido tratado en profundidad.

Para esto, primero es necesario entender de qué se tratan los neuroderechos y cómo opera el programa BRAIN. Desde Estados Unidos este científico europeo maneja una red que involucra 650 centros internacionales que contribuyen a la investigación de uno de los órganos más complejos del cuerpo humano: el cerebro.

Bajo el nombre de Investigación Cerebral a través de Innovación en Avances de Neurotecnología (BRAIN, por sus siglas en inglés) Yuste ha desarrollado toda una corriente de preocupación no sólo por resolver las patologías más comunes en la neurociencia -como el alzhéimer, el párkinson o patologías psiquiátricas-, sino también velar por la privacidad y la seguridad de la información que cada persona almacena en sus células y neuronas.

Una de sus mayores ambiciones mezcla perfectamente ambos escenarios: Yuste busca la forma de lograr el mapeo completo de las neuronas para luego manipular su actividad, una a una. Esto claramente tiene un fin científico: combatir las enfermedades que actualmente no tienen cura y, en muchos casos, ni siquiera un tratamiento completamente efectivo.

El problema se crea cuando estos avances se transforman en datos personales que pueden ser utilizados de una u otra forma por quien maneje la información. Yuste ha expuesto en el pasado -incluso en la versión de este año de Congreso Futuro- que entre 20 mil y 30 mil personas en el planeta cuentan con un electrodo en su cerebro. De ahí, mezclar inteligencia artificial y manipulación de las neuronas, tal vez incluso pensamientos o emociones, es sólo un paso para la visión de este científico.

Con el proyecto BRAIN -que fue aprobado por el ex Presidente Barack Obama en 2013- los científicos buscan dibujar cada milímetro de este órgano para determinar cómo y dónde están las claves en sentir, pensar e incluso vivir.

30 milpersonas en el mundo ya cuentan con un electrodo en su cerebro.
Hace dos años, Yuste escribió, junto a un grupo de científicos, en la revista Nature que existen cuatro prioridades éticas dentro de la neurotecnología y la inteligencia artificial. En un documento que relata las posibles complejidades que deba enfrentar la humanidad con el desarrollo de tecnología capaz de ser operada por nuestros cerebros.

Y es esto último lo que precisamente busca resguardar la creación de una instancia que vele por los neuroderechos de las personas, proteger la información generada en y por el cerebro, con miras a una sociedad que prontamente podría enfrentarse a vulnerabilidad que actualmente no existen.

Rafael Yuste se encuentra esta semana nuevamente en nuestro país no sólo para hablar de esta situación en un conversatorio que se realizará durante la mañana del jueves 3 de octubre en el Campus San Joaquín de la Universidad Católica, sino también para mantener conversaciones con la comisión Desafíos del Futuro del Senado, liderada por el Guido Girardi (PS) quien presentará un proyecto de ley relativo a esto durante la próxima semana.