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"Decidí trabajar para cumplir el objetivo de una vida más feliz"

13 de Marzo de 2006 | 15:07 |
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Desde chico fue tremendamente regalón, mañoso y malcriado con las comidas; tanto, que su madre le preparaba comidas distintas- incluso cuando iban de visita- si algo no le gustaba. El hot dog, por ejemplo, no se lo comía con los ingredientes tradicionales, sino con salchicha y… ¡manjar o mermelada!

El apego a ella era tan grande que, por supuesto, sufrió con mucha mayor intensidad todavía su muerte por cáncer."Mi madre tenía un instinto maternal muy, muy fuerte; tal vez por contraste con su historia, porque ella fue adoptada cuando chica, lisa y llanamente, la botaron en la calle. Tenía un rollo muy grande con dar amor y, por eso, yo era muy cercano a ella", cuenta.

-Su muerte debe haber sido un golpe muy grande para ti.
"Claro, el cáncer de mi mamá se descubrió en septiembre y falleció en enero; muy rápido y sin síntomas anteriores. En tan poco tiempo, yo que era su regalón, no tuve tiempo de asumirlo. Sabía que venía el día, pero no podía creerlo.
"Cuando llegó, fue una mezcla de alivio, por el dolor que ella sentía, y también de profunda pena de saber que no la iba a ver nunca más, que nunca más la iba a escuchar, hablar mirándola a los ojos… (baja la voz y se emociona) una cosa muy dolorosa. Con todos los síntomas, primero rebeldía, después aceptándolo… No ¡heavy!"

- ¿Y la relación con tu papá?
"Buenísima; somos grandes amigos. No nos vemos tanto, porque yo soy medio obsesivo con el trabajo, pero somos muy cercanos".

-¿¡Medio obsesivo!?
(Se ríe) "Harto, trabajo los fines de semana, en varias partes… harto. Creo que uno, al principio, tiene que sacarse la mugre sí o sí… ¡y después también!"

-¿Por qué? ¿Por plata, por gusto, porque te encanta?
"Por muchas cosas. Primero, trabajo donde me gusta, que es fundamental; segundo, lo pasé mal algunas veces en la vida, supe lo que era que en la casa no hubieran todos los recursos y yo decidí que no, que yo no quería eso para mí; quería una vida más feliz. Lo había pasado mal y no me gustó y decidí trabajar para cumplir el objetivo de una vida más feliz".

-¿Por ti o por la familia que quieres formar?
"Por la familia, por la familia (lo repite, como reflexionando). Mi sueño es poder tener una casa grande, con hartos perros, hartos cabros chicos y un rico asado los fines de semana. No pido mucho".

Contrario a lo que se pudiera creer, no ve el exceso de trabajo, ni la agitada vida que le ha tocado vivir como una carga: "De repente me dicen tú que soy, yo no soy nada, esto lo hacen millones de gente en Chile; hay gente que hace lo mismo o más y, más encima, gana un tercio de plata. Uno es afortunado dentro de todo… ¡Contento!, jamás podría reclamar".

-¿Ni por el horario para levantarse?
"Hay gente que se levanta mucho más temprano, está arriba de una micro horas y, más encima, gana una cagá. Además, a veces pienso si estarán haciendo lo que les gusta, porque todos tenemos un sueño, por muy humilde que seas; entonces, uno, que tiene la posibilidad de trabajar en lo que le gusta, que te pagan bien, que recibes cariño de la gente…"

-Es que además tienes un gran "ángel", que es un tremendo potencial.
"Tengo un ángel más grande, que es mi mamá allá arriba".

Cuenta que siempre lo ha sentido así y da como ejemplo su época de estudiante, en que, a veces, no tenía plata ni para la micro. "Caminando por la calle le pedía a mi mamá que me ayudara y, de repente, aparecía alguien que me ofrecía animar un evento y me decían sí, pero tengo cien lucas no más. ¡Cien lucas no más… para mí era una fortuuuuna! ¡Feliz!, aunque fuera en el paradero 1800 de Gran Avenida", se ríe.

-Tienes un optimismo a toda prueba.
"No sé… yo creo que a la vida hay que buscarle el lado amable, uno no puede andar pensando sólo en los problemas. A todos nos pasan cosas negativas, pero uno tiene que entender que tienen que estar en una carpeta guardada y las cosas positivas tienen que estar arriba del escritorio. La carpeta es para los momentos de reflexión; lo de arriba del escritorio para todos los días: la foto de tu señora, el lápiz bonito que te regalaron, no sé… ¿pa' qué mostrar las cosas negativas? ¿no creís tú?".

-Además de tu optimismo frente a la vida, dicen que otra de tus características es que te apasiona la tecnología.
"Me puedes ver igual que los cabros chicos en las jugueterías o en las dulcerías, en las tiendas donde haya tecnología, computadores, cosas así… yo soy capaz de ponerme a llorar, jajajaja".

Cuenta que de paso a Cuba, donde se fue de vacaciones, paró en Panamá y su señora se reía de él y le preguntaba si se iba a poner a llorar de ver tanta cosa tecnológica. "Es que era cierto, era como el Paraíso", dice absolutamente convencido.

-¿Llorón?
"Súper. Puedo llorar con una película, una poesía, una canción, con muchas cosas, (pone voz de llanto) por tomarme una Coca Cola ligth. No, en serio, me emociono con facilidad".

Tiene pocos amigos y, ahora, con el tema del matrimonio, ha privilegiado la amistad con parejas similares a ellos. Se casó el 28 de febrero del 2004 y asegura que los mejores momentos son los que pasa con su mujer, la también periodista, Marcela Esquivel.

Justo hablando de ella y de cómo acomodan horarios para poder estar más tiempo juntos, y suena el celular. Es ella, que pregunta cuánto más tardará en llegar, porque quedaron de almorzar juntos, como lo hacen casi todos los días. Su preocupación es lógica si se tiene en cuenta que Eduardo se levanta a las 4:30, se va al canal y vuelve a su casa cerca de las dos de la tarde y almuerza con su señora; no duerme, pero se echa un rato, ve una película o juega con el computador; después se va a la radio y vuelve tipo 19:30. "Generalmente vemos las noticias y después, regaloneamos. Después de las noticias se apaga la tele".

-¿Hay algún deseo por cumplir?
"Ser padre. Animar el Festival de Viña… ¿De qué te ríes?

-De tu soltura para decirlo.
"Bueno, es como el político que dice que no quiere llegar a Presidente; descaradamente, miente. Obvio que quiero animar el Festival".

La maña por las comidas de chico, la cambió por la golosería; le gusta mucho la comida italiana y ama el sushi. "Lo odiaba, decía que era comida de gato; a la Mónica siempre le gustó y ahora… casi todos los días como sushi".

-¿Vicio privado?
(Se queda callado mucho rato y lo llama nuevamente su mujer por celular)"Mira qué difícil, porque el tema de la pornografía es como feo que lo diga (se ríe a carcajadas), el robar radio de autos, tampoco. Te podría decir que dormir, pero qué feo que diga dormir, pero de verdad que lo disfruto…"

-Para algunos es el ocio, para otros los chocolates, también el sexo…
"Es que el sexo es demasiado privado como para que lo publiques… ¡pero es rico!"

-Eso significa que no quieres que lo ponga
"Pero dentro de ese contexto. Mi vicio privado es el sexo, pero no lo puedo decir ¡no!, me moriría (y estalla en risas de nuevo). Me moriría de vergüenza".
"No, hablando en serio, la combinación justa entre dormir –considerando mis horarios-, y esta cosita tan simpática del punchi-punchi, del clan-clap-clap o como le quieran llamar.


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