SANTIAGO.- El senador y ex presidente de la Comisión de Hacienda del Senado, Alejandro Foxley, afirmó hoy que un eventual Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos podrá situar a Chile como base de inversiones de ese país hacia el cono sur.
¿Cuál fue el rol que asumió hace 9 años, como ministro de Hacienda del entonces presidente Patricio Aylwin?
- En mayo del año 1991 yo estaba en Londres e iba rumbo a Estados Unidos cuando el Presidente Bush (padre) anunció, sorpresivamente, en Washington, lo que llamó la "Iniciativa de las Américas", que graficó cuando dijo que la meta de su gobierno era crear "un área de libre comercio desde Alaska hasta la Patagonia".
Foxley agregó que el plan era ambicioso porque la iniciativa postulaba eso y otros aspectos, como la reducción de la deuda pública de todos los países involucrados.
"Yo llamé al Presidente Aylwin y le pedí autorización para anunciar en Washington que Chile estaba disponible para negociar inmediatamente y así lo hicimos. Casi diez años después e1 tema volvió al primer plano y esta vez piensan que el acuerdo podría cerrarse en 2001. Eso yo lo veo poco probable porque es una negociación sumamente compleja, en la que Chile tiene que hacer un lobby sistemático sobre 550 parlamentarios o por lo menos sobre el grupo más representativo de ellos", dijo.
¿No es muy pretencioso de parte del Gobierno abortar su discurso latinoamericanista y asociarse con la mayor economía del mundo?
- Más que pretencioso yo diría que es ambicioso y riesgoso. Es riesgoso porque está la incertidumbre de la reacción política de los 550 parlamentarios norteamericanos que son los que van a decir sí o no, y que son además los que van a influir en las condiciones del acuerdo. Y es ambicioso porque Chile se va a medir, si esto tiene éxito, con la economía de mayor productividad en el mundo. Pero éstas son las ideas fuerza que al final cambian el pelo de los países, introducen una dinámica de innovación que a este país le hace falta. Va a ser como un golpe energético para el sector privado.
¿Y de aceptar esta oportunidad ¿no se está afectando a un mercado importante para el destino de las manufacturas chilenas, como es el Mercosur?
- Efectivamente, hay como un cambio de marcha, porque las señales que había dado la Cancillería eran las de intentar una incorporación plena al Mercosur, pero también es cierto que el Ministerio de Exteriores puso sus condiciones y una de ellas, fundamental, era la convergencia en las políticas arancelarias de estos países; ante lo que ellos reaccionaron con cierta rigidez. No estaban
dispuestos a llegar, en plazos razonables, a aranceles tan bajos como los que tiene y va a tener Chile, que van a ser inferiores al 6%. Pero la señal política era señalaba : "sí, vamos al Mercosur". Y repentinamente hicimos un viraje. Sin embargo, yo comparto la apreciación de que Chile siempre ha dicho que va a negociar con quien esté dispuesto a negociar con él, y por lo tanto no hay
incompatibilidad.
(2) Foxley: <>
- ¿Y que ganan los chilenos con la firma de este acuerdo?
- Hay varias ganancias potenciales que se van a materializar en la medida
que se haga una buena negociación. Primero, el acceso a un mercado de casi 300
millones de personas. Segundo, un tratado permanente con el país que tiene la
economía más dinámica del mundo. Tercero, el firmar un tratado de esta
naturaleza es comprar un seguro, en el sentido de que queda regulado lo que es y
no es legítimo hacer en materia de medidas proteccionistas, de fijar reglas. Y
si éstas se transgreden, por cualquiera de las partes, hay instancias de
arbitraje objetivo que se pactan al comienzo. Por lo tanto, se reduce la
arbitrariedad de las relaciones, motivadas por presiones políticas o de
cualquier índole. Por último, creo que es un incentivo para el sector privado
chileno, para poner el acelerador en los aumentos de productividad necesarios
para ser competitivos con la economía más eficiente en el mundo. Eso es bueno
como acicate y desafío para los empresarios chilenos, que han estado un poco
adormilados el último tiempo.
Pero ¿se castiga o no a los empresarios que están en la línea de la producción
de manufacturas, cuyo principal destino es Mercosur?
No me parece. Pero primero hay que aclarar que no hay que renunciar al Mercosur.
El acceso a este mercado es importante para la industria mediana chilena, el
sector manufacturero exportador e incipiente. Pero un acuerdo de libre comercio
con Estados Unidos bien negociado permitiría, por ejemplo, un acceso mucho más
expedito a las nuevas tecnologías de la información que se originan en ese país.
¿Se puede pensar que este acuerdo traerá más empleo al país?
Se hizo un estudio por parte de la Universidad Católica que mostraba que el
primer impacto sobre el empleo no era muy significativo. Pero esos estudios no
capturan el efecto dinámico en el tiempo. Estos acuerdos lo que hacen es dar una
señal de estabilidad para la inversión nacional y extranjera. Por ejemplo,
México hoy en día está recibiendo varias decenas de miles de millones de dólares
de inversión extranjera directa proveniente de Estados Unidos, y los mexicanos
están exportando 120 mil millones de dólares al año como consecuencia del Nafta.
Por lo tanto, es imposible predecir el efecto dinamizador de exportaciones e
inversión que un acuerdo de esta naturaleza pueda tener. Yo creo que en el caso
de Chile va a ser muy fuerte, porque siendo Chile el único país que tendría este
tipo de acuerdo, es obvio que podrá convertirse en una plataforma para las
inversiones norteamericanas hacia el resto de la región.
- ¿Y qué saca Estados Unidos con un acuerdo con Chile?
- Yo lo entiendo como un paso cauteloso y gradual para avanzar hacia el área
de libre comercio en toda América, que es una región del mundo que está
creciendo al 3% anual y con un acuerdo de libre comercio podría hacerlo al 5%.
Acá hay 500 millones de personas y es un mercado en disputa entre la Unión
Europea y Estados Unidos.
¿Cómo deberían proseguir las negociaciones?
- El tema es sensible. Cada una de esas negociaciones requiere de una atención muy importante, porque si no, se van a cometer errores. Hay que evaluar las consecuencias de lo que se está haciendo y eso significa destinar muchos más recursos materiales y humanos. Recuerde que Estados Unidos tiene una propensión a ceder a las presiones proteccionistas de sus sectores parlamentarios: Hoy día tenemos el caso de las paltas. Les están poniendo un impuesto a las paltas porque entre otras cosas, Chile ha sido extraordinariamente exitoso en entrar a ese mercado. Antes ocurrió con los salmones, y también amenazaron a los productos forestales.
"En esta negociación, Chile tiene que jugársela por defender sus intereses a fondo. Es además una negociación básicamente política, porque sin fast track, los verdaderos negociadores son los 100 senadores norteamericanos y los más de 400 diputados", dijo el senador.