TOKIO.-Japón es el primer país industrializado que cae en deflación, un proceso de caída general de precios al que ha sido arrastrado por la mala gestión de su crisis económica, la más grave en medio siglo, y que por el momento parece no tener fin.
El ministro de Finanzas, Kiichi Miyazawa, descartó hoy que el gobierno vaya a lanzar un nuevo presupuesto suplementario para estimular la economía y se mostró a favor de actuar con medidas que dinamicen el consumo interno.
El gobierno japonés reconoció hoy en el informe mensual de la Oficina de Gabinete que su economía ha entrado en una "ligera deflación", un estado impropio de las economías desarrolladas.
La deflación consiste en una caída continuada de los precios de los productos por falta de pulso del consumo interno, lo que obliga a las empresas a reducir sus precios y, en consecuencia, hace que caigan sus beneficios.
En los casos más graves esta coyuntura puede crear un círculo vicioso de desconfianza difícil de romper tanto para los productores como para los consumidores lo que se traduce en recortes salariales.
La paralización económica japonesa se atribuye a la caída de la demanda interna, al enfriamiento de las exportaciones a Estados Unidos, a la debilidad de las economías asiáticas y a la volatilidad de los mercados bursátiles.
El principal indicador japonés, el Nikkei, registró hoy una moderada subida, la tercera consecutiva tras caer el martes a su mínimo en dieciséis años, ante las expectativas de que los bancos japoneses acelerarán la eliminación de sus créditos incobrables.
Los tres que constituirán la sociedad de cartera Unión Financiera de Japón (UFJ), Sanwa, Tokai y el fiduciario Toyo Trust, subieron tras anunciar que eliminarán un billón de yenes de impagados (unos 8.065 millones de dólares), el doble de lo que tenían previsto en el año fiscal.
"El mercado cree que la eliminación de los préstamos impagados es la clave para una recuperación económica completa", dijo un agente de la agencia de valores Sakura confiado en que otras entidades adoptarán la misma medida porque "la banca japonesa es por naturaleza muy uniforme".
En el frente político el partido Liberal Demócrata (PLD), mayoritario en el gobierno, instó hoy al gobernador del Banco de Japón (BOJ), Masaru Hayami, a aumentar la liquidez en Japón para frenar la leve deflación.
También le sugirió que relaje la política monetaria pese a que el tipo oficial de interés está en el mínimo histórico del 0,25 por ciento y el interbancario día a día en el 0,15 por ciento.
El gobernador del BOJ se mostró dispuesto a estudiar las propuestas en la reunión del Consejo de Política de la entidad del próximo lunes 19 pero fue muy crítico con las empresas japonesas que han sido lentas para reorganizarse.
"Creo que las que no son lo suficientemente competitivas en una economía globalizada no deberían estar protegidas. Romper con un sistema antiguo y buscar otro nuevo en Japón es esencial desde una perspectiva monetaria y corporativa", añadió Hayami.
Esta semana el Centro Japonés para la Investigación de la Economía (JCER, por sus siglas en inglés) recomendó al banco central fijar un objetivo de inflación del 1,5 por ciento para el 2001, algo que de momento no ha sido decidido.
Para el director general del Banco Bilbao Vizcaya-Argentaria (BBVA), Javier Esparza, la economía japonesa está en un momento "bastante delicado", con el precio del dinero tan bajo que beneficia al empresariado pero se perjudica a los ahorradores.
"El problema no es sólo político. Es una mezcla de lo que pasó en los años ochenta (especulación) y de que ahora hay que hacer una reorganización muy profunda que ya ha empezado con las fusiones de algunas empresas y una mayor liberalización financiera", indicó Esparza.
El representante del BBVA es partidario de que el gobierno haga lo posible por eliminar la incertidumbre de la economía con medidas concretas que den estabilidad a los mercados y que abandone las viejas fórmulas que apelaban a la inversión pública como remedio de las dificultades económicas.