BUENOS AIRES.- El Presidente argentino, Fernando de la Rúa, reunió este martes a su gabinete para analizar la situación económica, aliviado por la reacción inicial favorable de los mercados locales ante las nuevas disposiciones que restringen la libre disposición de los depósitos bancarios.
Las medidas, que entraron en vigor ayer lunes, fueron adoptadas para frenar una salida de depósitos que parecía imparable el viernes, ante versiones luego desmentidas de devaluación del peso argentino. Tendrán vigencia durante tres meses, aunque podría haber prórrogas.
En medios gubernamentales se informó que tanto De la Rúa como el ministro de economía Domingo Cavallo están expectantes por el sorpresivo llamado a Washington del jefe de la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI), Thomas Reichmann, que estaba "monitoreando" en Buenos Aires la marcha de la economía argentina. Reichmann fue convocado "para informar de los recientes acontecimientos".
El portavoz gubernamental Juan Pablo Baylac, al término de la reunión de gabinete, dijo a la prensa que "la respuesta de la gente en el primer día de vigencia de las medidas fue positiva. Hubo un comportamiento extraordinario, más allá de la bronca de algunos".
Baylac también calificó de "más razonable que lo esperado la actitud de los principales dirigentes de la oposición y ojalá continúen en ese sentido".
El presidente del Banco de la Nación Argentina, Enrique Olivera, pronosticó que "las medidas van a tener éxito, los depósitos van a mantenerse". Agregó que las restricciones podrían quedar sin efecto antes del plazo previsto de 90 días.
El riesgo país descendió en las primeras horas del martes a 3.017 puntos básicos, 179 unidades por debajo del cierre del lunes, lo que consagra a la Argentina como la nación que menor confianza inspira en el mundo a los inversores.
La Bolsa de Comercio, aunque con un volumen de operaciones reducido, cerró el lunes en alza y la cotización de los bonos de la deuda argentina, que el gobierno está en proceso de reestructurar, ascendió un diez por ciento.
En cambio la reacción de las calificadoras internacionales de riesgos no fue tan favorable. "Ficht" colocó la deuda argentina en nivel de cesación de pagos en tanto "Stantard & Poor’s" puso en "default selectivo" a varios bancos locales. "Moody’s Investors Service", en cambio, ratificó la nota de los bonos de la deuda, pese a las medidas sobre los depósitos.
En la zona céntrica bancaria se advertía el martes mayor movimiento que ayer, pero no se registraba el clima de inquietud y de posibles alteraciones al orden que temían las autoridades.
La principal medida gubernamental impone un límite de 250 dólares semanales para el retiro de dinero en efectivo de los depósitos bancarios.
El nuevo paquete impone la utilización de cheques, tarjetas de crédito o de débito para realizar todo tipo de pagos en los bancos y también obliga a depositar los cheques, ya que no serán pagados en efectivo en los mostradores bancarios.
A partir de ahora los turistas argentinos podrán llevar al exterior un máximo de 1.000 dólares en efectivo. Pero será libre la utilización de tarjetas de crédito o cheques de viajero.
La "bancarización" forzada seguía recibiendo duras críticas de sectores políticos y sindicales ante el efecto posiblemente recesivo de las nuevas disposiciones en los sectores de menores ingresos y entre los pequeños comerciantes, que operan con dinero en efectivo y no están familiarizados con los procedimientos bancarios.
Sebastián Brioso, analista de la calificadora de riesgo "Standard & Poor’s" , en declaraciones a la emisora La Red de Buenos Aires, afirmó que la bancarización de una economía es siempre positiva, "pero lamentablemente la operación puede llegar a ser contractiva para la Argentina".
Organizaciones sindicales y políticos opositores advirtieron que el desempleo, que está batiendo récords históricos al ubicarse en un 20 por ciento, podría agravarse ante el probable despido de personal actualmente contratado en "negro" (sin cobertura legal), que sus empleadores encontrarían muy gravoso legalizar.
Un informe del ministerio de Economía sobre la constante pérdida de depósitos este año ilustró los motivos de las nuevas medidas. Desde enero y hasta fines de noviembre, salieron de los bancos argentinos unos 16.000 millones de dólares, en evidente señal de desconfianza por la situación de la economía local, ante versiones de devaluación o cesación de pagos.
Solamente en noviembre la pérdida de depósitos llegó a 3.300 millones de dólares, de los cuales 700 millones salieron de los bancos el viernes.
