PARIS.- Las rebajas que hoy comienzan en Francia representan una nueva prueba de fuego para el euro, pues se teme que reine la confusión con unas etiquetas en las que aparecen el antiguo precio de los artículos en euros y francos y el nuevo, también en las dos monedas.
Para evitar que los clientes se enfrenten a este baile de cifras cuando todavía no se han acostumbrado a la escala de valores del euro, algunos comerciantes han optado por especificar simplemente el porcentaje de rebaja de los productos sobre el precio inicial.
Otros han decidido separar las cajas para los pagos en euros y en francos o para aquellos en metálico o con tarjeta y cheques, así como contratar personal adicional y dedicar a parte de sus vendedores a resolver las dudas de los clientes.
Los establecimientos comerciales llevan días preparándose para las rebajas, que este año durarán hasta la desaparición legal del franco, el 17 de febrero.
Algunos comercios pequeños han cerrado incluso estos días para hacer inventario, poder calcular el porcentaje de bajada de los precios y elaborar las etiquetas en euros y francos.
Pero los franceses no sólo se enfrentarán a unas etiquetas de precios con varias cifras, sino también a largas colas a la hora de pagar sus compras, por lo que los distribuidores instan a los clientes a mantener la calma y armarse de paciencia.
Además, según algunos distribuidores, podría producirse una escasez de monedas de euros para poder dar los cambios.
Los expertos consideran que las rebajas servirán para agotar los últimos francos y sacar de "debajo del colchón" los ahorros en la antigua moneda.
Según el ministro francés de Economía y Finanzas, Laurent Fabius, aún quedan unos 7.622 millones de euros en francos fruto de esos ahorros, de los 22.865 millones de euros en francos atesorados.
Para evitar eventuales infracciones, el Ministerio de Economía intensifica, a partir de hoy, los controles sobre los precios y se ha duplicado el número de controladores de la Dirección General del Consumo, la Competencia y la Represión del Fraude.
Los comerciantes confían en que estas rebajas les ayuden a superar un final de 2001 con un volumen de negocios inferior al de otros años, debido a un otoño poco riguroso que hizo bajar las ventas de la ropa de abrigo y el descenso de los turistas, tras los atentados de septiembre pasado en Estados Unidos.
En Francia, las rebajas conllevan un incremento de las cifras del consumo de los hogares y, en concreto, para el sector textil y de complementos suelen aportar entre un 10 y un 15 por ciento del volumen de negocios anual.
Para este sector, enero se presenta como el segundo mejor mes del año, tras diciembre por las compras navideñas.
También los grandes almacenes realizan gran parte de sus ventas, en algunos casos hasta el 40 por ciento, en los períodos de rebajas de invierno y verano y las semanas de descuentos especiales.
El comportamiento de los franceses ante las rebajas ha cambiado en los últimos años y, mientras antes se aprovechaba este período para adquirir productos necesarios, ahora representan una oportunidad para hacerse con artículos de marcas de lujo a unos precios más asequibles, incluso inferiores en un 50 por ciento a los de temporada.