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Apicultores chilenos producen más de 250 tipos de miel distintos

Entre las especies nativas que las abejas usan para extraer polen destacan, en orden decreciente, la luma, el maqui, el corontillo, las siete camisas, el ulmo, el arrayán, el quillay y el tevo.

12 de Abril de 2005 | 17:04 | El Mercurio en Internet

SANTIAGO.- Más de 250 tipos de miel se producen a lo largo del país, según los resultados de un proyecto que durante cuatro años respaldó la Fundación para la Innovación Agraria, del Ministerio de Agricultura, y que en su etapa final elaboró un catastro de los distintos productos apícolas que se producen en Chile.

La iniciativa logró diferenciar los distintos tipos de miel que se encuentran en el país, según la flora que las abejas usan para extraer el néctar y la ubicación geográfica de la colmena.

El mapa logró identificar 254 tipos de miel a lo largo del país, producidas por más de 100 colmenas ubicadas entre los 30º y 44º latitud sur (entre La Serena y Palena), en comunidades vegetales de clima mediterráneo y bosques de clima templado húmedo, en sectores con vegetación nativa de distinta biodiversidad, y en zonas ubicadas entre cordillera y mar.

Del total de tipos encontrados, 57 correspondieron a mieles monoflorales, en cuya composición química predomina el polen de una sola flor. De las mieles monoflorales, 18 tienen su origen en plantas nativas y 39 en plantas introducidas o cultivos.

Por su parte, las mieles poliflorales, producidas a partir del néctar de varias especies, sumaron 197 tipos, que equivalen a más del 75% de la producción mielífera nacional.

Sumadas, las mieles mono o poliflorales nativas alcanzan los 62 tipos, que en términos comerciales presentan características únicas, atribuibles a su origen biogeográfico, y que pueden ser certificables como recurso único de este país.

A pesar de la presencia de especies foráneas, otra de las conclusiones es que las abejas usan mayoritariamente las plantas nativas como fuente de néctar, grupo que representa el 57% del total de las flores ocupadas para extracción de polen.

Entre las especies nativas que las abejas usan para extraer polen destacan, en orden decreciente, la luma, el maqui, el corontillo, las siete camisas, el ulmo, el arrayán, el quillay y el tevo. Otras especies importantes fueron las introducidas hierba azul, eucaliptus, alfalfa chilota o lotera, alfalfa, cerezo y mora.

Los investigadores también estimaron que la producción de miel chilena podría elevarse muy por encima de las 10.000 toneladas anuales, si se invierte en tecnología de producción y gestión del negocio orientada a captar nichos más selectivos y más rentables, vía diferenciación del producto.

El proyecto

La iniciativa la ejecutó en terreno la Pontificia Universidad Católica a través de sus Facultades de Agronomía e Ingeniería Forestal, en conjunto con la Red Nacional Apícola, que agrupa a cerca de 1.500 productores de miel de todo el país.

Entre otros resultados, el proyecto diferenció la oferta de miel a través de procedimientos tales como la denominación de origen de su producción, certificación de pureza y niveles de residuos, mediante un sistema de tipificación y certificación válido a nivel internacional a cargo de la Universidad Católica, y que servirá para etiquetar el origen y los componentes del producto.

Juan Carlos Galaz, supervisor de la Fundación para la Innovación Agraria, explica que la iniciativa "generó información para diferenciar los distintos productos de la colmena mediante caracterización física y química de diferentes tipos de mieles, como mecanismo para fortalecer un modelo de gestión productiva asociativa, basado en la alianza entre productores, exportadores y el Estado".

El origen botánico de la miel se estableció mediante el estudio del grano de polen, que permitió a los investigadores saber de qué flores extraían las abejas la materia prima. Con los datos, se realizó un catastro fino que identificó la vegetación existente en cada zona.

La procedencia, en tanto, se estableció mediante geo-referencias, que establecieron zonas distintas según coordenadas, latitudes, variables climáticas y geográficas, para establecer dónde están emplazados los apiarios.

Mercado de la miel

El 80% de la producción chilena de miel se concentra en los pequeños productores, quienes en promedio no administran más de 100 colmenas.

En los últimos años ha disminuido la cantidad de colmenas y aumentado la productividad. En la década del '70 el país registraba más de 500 mil colmenas, que producían cerca de 3500 toneladas.

A finales de los 90 había 200 mil colmenas menos, pero la producción se elevaba a casi 5.000 toneladas.

Casi toda la miel se exporta. El principal mercado son los países que integran la Unión Europea, que demandan el 90% de la producción local.

Mediante la certificación del origen y los componentes de la miel, el proyecto estima que el precio que se podría alcanzar en mercados internacionales podría incrementarse gracias a nichos de mercado específicos.

Además, indican los expertos, también se beneficiaría la protección y valoración del bosque nativo, al constituir la materia prima que las abejas prefieren para extraer el néctar.

La miel y sus derivados poseen cualidades nutritivas y componentes naturales demandados en la industria farmacéutica, medicinal y estética. Se sabe que las abejas seleccionan plantas con alta producción de néctar, altas concentraciones de azúcares y ausencia de compuestos tóxicos, como algunos alcaloides. Sin embargo, la presencia de otros compuestos químicos, como ciertos fenoles y flavonoides, le otorga a la miel propiedades antibióticas y medicinales.
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