SANTIAGO DE CHILE.- Chile alcanzó el mayor ingreso per cápita de América Latina en marzo, logro que coincide con el impulso de políticas de pensiones solidarias y apoyo a la infancia que anticipan una disminución de la pobreza a niveles inéditos de 15 por ciento o menos.
Los chilenos hoy producen y captan individualmente 8.900 dólares nominales anuales, según cuentas nacionales corregidas del Banco Central. Argentina, México y Uruguay los escoltan a nivel regional con ingresos desde los 8.100 hasta los 6.000 dólares, según datos de Naciones Unidas.
La explosión del producto per capita, que se dobló desde 2003 a la fecha, no modificó sin embargo la distribución del ingreso, uno de las seis más inequitativos de la región.
En cifras, el 80 por ciento de la población vive con menos de 250 dólares per capita mensuales, mientras que ese promedio salta a 840 dólares en el 20 por ciento más acaudalado, según estadísticas del gobierno.
No obstante, la pobreza cayó de un 45 a un 18 por ciento desde la recuperación de la democracia en 1990. "Y es probable que disminuya a 15 por ciento", reconoció a dpa Rodrigo Castro director del Programa Social del derechista y opositor centro de estudios Libertad y Desarrollo.
Dicha caída se estancó en los últimos cuatro años, cuando la reducción fue de sólo 0,9 puntos porcentuales anuales, debido a la disminución del crecimiento y la productividad laboral.
Esta encrucijada abrió una interrogante sobre el modelo neoliberal de crecimiento con equidad, impulsado por los socialdemócratas y demócrata cristianos chilenos, en el poder desde hace 17 años y cuatro gobiernos.
Sectores críticos plantean que la pobreza y mala distribución del ingreso constituyen un freno estructural al crecimiento, pues excluyen del mercado a tres millones de pobres. En cambio, agrupaciones empresariales y de derecha reclaman mayor liberalización y rebajas impositivas.
En respuesta, la presidenta Michelle Bachelet asumió en 2006 con la promesa de construir un sistema de protección social. Hoy, tres de cada cuatro hogares está en riesgo de caer en pobreza si uno de sus miembros pierde el empleo, según la ministra de Planificación, Clarisa Hardy.
La iniciativa de la mandataria considera como pilar fundamental entregar una pensión universal de 140 dólares desde 2008. Ese año son las elecciones municipales, antesala de las presidenciales de 2009.
Sin embargo, el desafío no es sólo mayor expansión económica y mejores subsidios a la demanda, explicó a dpa Leonardo Moreno, director de la Fundación Nacional para la Superación de la Pobreza, entidad civil que agrupa a políticos, empresarios y expertos de todas las tendencias.
El nudo de la disparidad son los desiguales accesos a la educación, la salud y la participación política.
Mientras sólo un 8 por ciento de los pobres accede a educación superior, un 72 por ciento de los jóvenes ricos lo logra. En el nivel preescolar, cuna de las asimetrías, sólo un 44 por ciento de los niños pobres accede a ese nivel de formación. Tres de cada cuatro niños ricos tienen el beneficio.
En salud, las magras atenciones sanitarias han logrado que hoy los pobres padezcan tres veces más complicaciones cardíacas, al tiempo que su deterioro cognitivo sea 17 veces superior al de los ricos, según estudio de gobierno.
Por ello, Moreno plantea la necesidad de diseñar políticas desde los marginales, para dar mayor gobernabilidad al modelo de desarrollo, que hoy tiene a Chile -o un sector de él- en la cumbre económica de América Latina.
En esa línea, congresistas de gobierno y oposición abrieron este fin de semana el debate sobre el destino de los miles de millones de dólares que anualmente el gobierno ahorra en el exterior como parte de su política de superávit fiscal de uno por ciento del PIB.
Hoy existen 11.000 millones de dólares aposados en instrumentos de ahorro. Estimaciones de expertos prevén que la cifra bordee los 20.000 a 25.000 millones de dólares en 2010, cuando Bachelet entregue el poder.
Con esos fondos, se podría eliminar el déficit habitacional, financiar compras masivas de equipos para hospitales o mejorar el seguro de desempleo, entre otras iniciativas. Hasta ahora, y pese a las inequidades, el gobierno se niega a reducir su ahorro o a gastar los fondos existentes.
La decisión se fundamenta en la necesidad de que el país cuente con una política fiscal contracíclica, que morigere los ciclos de inversión y su efecto sobre el empleo.
En esa línea, y pese a las demandas sociales, Chile eliminó su deuda externa pública de corto plazo y concretó desde 1990 a la fecha tratados de libre comercio con Estados Unidos, la Unión Europea, China y diversas naciones de América Latina y el Caribe. Hoy negocia con Japón e India .
Como resultado, el país es evaluado hoy como una de las 10 macroeconomías más sólidas del planeta, pese a sus fisuras sociales.