Un grupo de manifestantes muestra carteles alusivos a la legislación que hiere a las uniones sindicales en EE.UU.
AFP
MADISON, Wisconsin, EE.UU.- Desde Nueva York hasta el otro lado de Estados Unidos, en el estado de Washington, miles de personas salieron a las calles la víspera en todo el país para mostrar su apoyo a manifestantes apostados en el Capitolio de Wisconsin para luchar contra una legislación que busca debilitar a los sindicatos y que es apoyada por los republicanos.
Los sindicalistas organizaron protestas con el fin de mostrar solidaridad, en un momento en que la protesta en Madison entró en su duodécimo día y atrajo al mayor número de participantes que se ha registrado hasta ahora, más de 70.000.
Cientos de manifestantes hicieron sonar tambores, gritaron y tocaron cornos en la sede del Legislativo estatal, mientras que otros desafiaron el clima gélido y la nieve, durante una protesta que se extendió a las calles de la capital de Wisconsin.
"Quiero agradecerles por venir aquí hoy para ejercer esos apestosos derechos de la Primera Enmienda constitucional", dijo el actor Bradley Whitford, en referencia irónica a las libertades individuales de los ciudadanos estadounidenses.
En su estado natal, Whitford, quien estelarizó la serie televisiva "The West Wing" y la película "Billy Madison", dijo que se tomaba como una afrenta personal la ley impulsada por el gobernador.
El gobernador republicano Scott Walker ha presentado una propuesta que despojaría a casi todos los trabajadores públicos, desde los bibliotecarios hasta los barrenderos, del derecho de negociar colectivamente prestaciones o condiciones laborales. Walker ha dicho que la iniciativa ayudaría a reducir un déficit previsto de 3.600 millones de dólares en el presupuesto 2011-2013.
Además, el gobernador ha señalado que liberar a los gobiernos locales de las negociaciones colectivas les daría flexibilidad en medio de los recortes profundos al presupuesto que se han hecho necesarios.
Las iniciativas han enfurecido a los demócratas y a los sindicatos. Perciben que la medida interfiere en los derechos de los trabajadores y constituye un intento por destruir a los aliados más firmes de los demócratas en las elecciones.
