LISBOA.- La presión de los mercados sobre la deuda portuguesa sigue sin dar un respiro al país, muy especialmente en su línea de títulos a dos años, cuya tasa de interés se ha disparado un 66% tan sólo en el último mes.
La progresión de la deuda lusa a dos años se ha desbocado desde que su primer ministro, el socialista José Sócrates, presentara su dimisión, y continúa sin freno pese a la decisión de Portugal de recurrir a la ayuda externa como hicieran Grecia e Irlanda.
La evolución de los intereses que penalizan estos títulos se ha acelerado en los últimos 30 días, y mientras que el pasado 25 de marzo se situaban en el 6,86% hoy ya superan el 11,66 %.
Este incremento contrasta con el crecimiento moderado registrado en los tres primeros meses del año, ya que la deuda lusa a dos años comenzó 2011 a una tasa de interés del 4,71% y subió tan sólo ocho décimas en dos meses.
Mientras, los títulos germanos -utilizados habitualmente como referencia- con vencimiento a dos años cotizaban hoy en torno al 1,73%, lo que elevó el diferencial entre uno y otro hasta 973 puntos básicos.
Los inversores penalizan con intereses más altos los títulos a dos y cinco años que a diez, lo que refleja, según los analistas, que el riesgo de impago es mayor a corto que a largo plazo.
La rentabilidad de la deuda portuguesa a cinco años también se incrementó ligeramente hoy, hasta alcanzar el 11,49%.
Estos títulos sobrepasaron por primera vez la barrera del 11 % el pasado 20 de abril, tras rebasar el 10% el día 5 de ese mismo mes, el 9% el pasado 30 de marzo, el 8% el 11 de marzo y el 7% el 15 de febrero.
La presión sobre la línea de deuda a diez años, por su parte, cayó ligeramente en el mercado secundario respecto ayer, hasta situarse en el 9,49%.
Este continuo incremento de los intereses que penalizan la deuda lusa se produce cuando un equipo conjunto de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional trabajan en Lisboa en la elaboración de un informe sobre las necesidades financieras de Portugal y las contrapartidas a las que debe comprometerse el país a cambio de esa ayuda.
Los primeros cálculos hablan de una inyección de cerca de 80.000 millones de euros para los próximos tres años.
El país luso, además, se encuentra inmerso en un ambiente de precampaña electoral, debido a la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas para el próximo 5 de junio.