PARÍS.- La mitad de la población mundial no tiene acceso a los servicios financieros, lamentó hoy el inventor del microcrédito, Muhammad Yunus, durante su intervención en el Coloquio Internacional sobre la Microfinanza, celebrado en París en el marco de la presidencia francesa del G20.
Yunus, premiado en 2006 con el Nobel de la Paz, señaló que hay que plantearse "qué tipo de banco queremos" y distinguió entre los las entidades de crédito tradicionales, que orientan sus préstamos hacia "hombres ricos y con garantías" y los microcréditos, que benefician a "mujeres pobres, basándose en la confianza".
En 1976, Yunus creó el Grameen Bank al darse cuenta de que la pobreza se perpetuaba porque los bancos tradicionales no concedían préstamos a quienes no ofreciesen garantías.
Para romper este círculo de pobrezas creó una institución sin ánimo de lucro que ha salvado de la miseria a cientos de miles de bengalíes y que sólo concede créditos a los más pobres, que se convierten a la vez en accionistas de la entidad.
En su intervención en París, Yunus comentó que no se puede crear un sistema de microcréditos "basándose en la legislación que se aplica a los bancos de ricos" y subrayó que los prestatarios de ese tipo de créditos suelen generar ahorro.
El denominado "banquero de los pobres" aprovechó el coloquio para referirse a su situación personal, después de que el pasado mes de marzo el Banco de Bangladesh (central) fuera apeado del puesto de director ejecutivo del Grameen Bank, banco que él mismo fundó, y se negase a aceptar la destitución.
Desde finales de 2010 Yunus ha mantenido una disputa pública con las autoridades de su país natal a raíz de un documental de la televisión noruega que denunció un supuesto trasvase ilegal de fondos entre dos entidades del Grupo Grameen.
"Quieren que el banco (Grameen) pase a manos del Estado porque quieren ser los dueños", lo que, según aventuró, sería "un desastre si llegara a ocurrir".
Yunus agregó que el Presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, ha enviado una carta al Gobierno de Bangladesh "en apoyo del Grameen Bank".
El foro, en el que participaron representantes de diferentes instituciones internacionales, entidades tradicionales de crédito y bancos dedicados al microcrédito, sirvió para analizar la situación actual de ese tipo de préstamos.
El encargado de abrir el coloquio, el economista ex consejero presidencial Jacuqes Attali, abogó por un "desarrollo socialmente sostenible" que favorezca la "inclusión" de los más desfavorecidos por que "los pobres son la clave para una eventual salida de la crisis".
Apuntó que el próximo escalón que debería abordar el sistema de microcréditos debería de ser las "microaseguradoras".
En la misma línea se pronunció el director de la fundación del banco francés Crédit Agricole y el Gameen Bank, Jean-Luc Perran, quien señaló que los nuevos desafíos pasan por la triple "A", es decir, "África, la agricultura y las aseguradoras".
El director del World Savings Banks Institute, Chris de Noose, señaló que hay que evitar que las microfinanzas sustituyan a los sistemas de seguridad social allí donde son solventes ni impedir que se desarrollen donde no ofrecen gran cobertura.
Puntualizó que en los países del norte el 95% de la población tiene acceso a los servicios financieros, mientras que en los Estados del sur el dato cae hasta el 60 por ciento.
"La microfinanza es una herramienta para sacar a la gente de la pobreza, no un objetivo en sí mismo", precisó Noose, en la misma línea de otros ponentes que explicaron que ese tipo de préstamos debería ser una herramienta transitoria que no durase más de otros 30 años.
El presidente de MicroBank de La Caixa, José Francisco de Conrado, apuntó que el camino a seguir para que los microcréditos funcionen entre las poblaciones desfavorecidas de los países ricos al igual que lo hacen entre los Estados del sur pasa por "hablar menos, trabajar más, arriesgar mas y aplicar rigor".