MADRID.- La más reciente extracción del parque ecuatoriano Yasuní, Reserva de la Biosfera de la Unesco y donde yace una importante reserva de hidrocarburos, no ha sido petróleo, sino otro oro negro que se abre a un exigente mercado internacional: el chocolate con denominación de origen.
Con cacao de este parque amazónico que el gobierno del presidente Rafael Correa se ha propuesto proteger con la colaboración de la comunidad internacional se elabora ya el "ecokao", chocolate del Yasuní, de cultivo totalmente orgánico.
La decisión de no extraer el crudo del Yasuní, el 20 % de las reservas del país, se complementa con el desarrollo de iniciativas sostenibles, "que no alteran ni adulteran" la zona ni la organización de los grupos étnicos que lo habitan, explicó a agencias Yvonne Baki, coordinadora del proyecto para financiar la conservación del parque, durante su reciente gira por Europa.
En la producción de este chocolate amargo y seco con 60 % de cacao criollo tipo "Nacional", una variedad endémica de Ecuador, con fino aroma frutal y floral, participan seis comunidades de la etnia indígena kichwa, asentada en las orillas del río Napo, afluente directo del Amazonas.
Hasta 400 agricultores se han capacitado durante los últimos tres años para alcanzar un producto "ecosostenible" que se elabora totalmente en la zona protegida siguiendo las buenas prácticas marcadas por la Fundación Conservación y Desarrollo, una organización no gubernamental ecuatoriana que promueve "el uso racional de los recursos naturales con conciencia pública".
"El bienestar de las sociedades y los ecosistemas está entrelazado y dependen del desarrollo saludable, socialmente equitativo y económicamente viable", defiende el proyecto, que contempla la recuperación y reproducción de materiales genéticos locales, como el cacao amazónico.
El cultivo de cacao, explica la Fundación (www.ccd.ec), se consolidó en las "chacras" o parcelas tradicionales, con sistemas de sombra, pero con técnicas agroforestales más eficientes.
Según datos de la Fundación, aproximadamente el 70% del cacao de todo el mundo es producido por pequeños agricultores, en fincas de menos de dos hectáreas de tierra, que siguen siendo hábitat para la vida salvaje.
La producción tradicional de cacao con árboles forestales "es una de las pocas actividades agrarias que es ecológicamente amigable y económicamente viable, provee ingresos, manteniendo tradiciones familiares y respetando el entorno", sostienen.
Conservación y Desarrollo, que desde 1997 trabaja con productores de cacao en todo el país, subraya que las fincas de cacao de sombra "son el último refugio para biodiversidad, sirven de casa al 43 % de la fauna de la región y al 25 % de los pájaros".
Biólogos de la Fundación enseñan ecología básica y conservación a los agricultores y sus familias y promueven el mensaje de que "la producción agrícola y la protección del medio ambiente no son metas opuestas".
La organización ha conseguido además identificar y resolver los principales problemas en la producción de cacao en zonas rurales de trópico húmedo, como el exigente secado de las semillas, del que depende su precio de exportación.
El cacao húmedo tiene una penalidad del 30% o más que el precio oficial del cacao seco y además el productor tiene que pagar por el peso adicional del agua que va en el producto.
Ante el secado al sol, que no siempre es constante, o con plantas de diesel, que contaminan el producto, Conservación y Desarrollo dio con una tercera alternativa, el plástico térmico utilizado en las plantaciones de flores de altura.
En el folleto para su instalación, encontraron, como advertencia, que "no es para uso en áreas ecuatoriales porque cualquier cosa puesta debajo de este plástico se secará rápido".
Según ellos mismos relatan, hicieron una prueba con un par de metros y construyeron una carpa simple que descubrieron como el mejor y mas fácil método de secar el cacao. En la selva amazónica, ahora, se puede secar cacao hasta cuando llueve.