LONDRES.- El banco británico HSBC, uno de los mayores del mundo, obtuvo destacados beneficios en 2012 aupado por los mercados emergentes de Asia, en un año turbulento marcado por las multas millonarias que recibió en el Reino Unido y EE.UU.
Pese al dinero perdido por esas sanciones y una revisión desfavorable del valor de su propia deuda, la entidad registró el ejercicio pasado ganancias por US$ 14.027 millones (10.772 millones de euros), lo que no obstante supuso un 16,4% menos respecto al año anterior.
Al margen de esa caída de beneficios, el banco mantiene una posición de fortaleza financiera con más depósitos que créditos gracias a las desinversiones impulsadas por el consejero delegado, Stuart Gulliver, que desde 2011 lidera la renovación de la entidad.
HSBC, el principal banco de Hong Kong -donde se fundó en 1865- y dominante en China, tuvo que desembolsar US$ 1.900 millones (1.462 millones de euros) al Gobierno de Estados Unidos para cerrar una investigación de cuatro años sobre lavado de dinero.
El banco, dividido en subsidiarias, fue acusado de haber facilitado la transferencia de altas sumas de dinero hacia países sujetos a sanciones internacionales, como es el caso de Irán, y a los carteles mexicanos de droga.
Además, en el Reino Unido pagó US$ 1.400 millones (1.077 millones de euros) en indemnizaciones a clientes por venta indebida de productos financieros.
En su comunicado a la Bolsa de Londres, el HSBC informó de que sus beneficios brutos fueron de US$ 20.649 millones (15.858 millones de euros), un descenso de 6% frente a 2011, si bien los subyacentes (que ignoran el impacto puntual negativo de ciertos eventos) subieron el 18%.
"Lo más importante (en 2012) es que ampliamos nuestro negocio. Aumentamos los ingresos, tuvimos un buen rendimiento en la mayoría de los mercados de más crecimiento y gozamos de un año récord en la banca comercial,” afirma Gulliver en el informe.
Es la banca minorista la que aportó mayores éxitos a la entidad radicada en Londres, con un crecimiento del negocio del 7% el año pasado hasta un beneficio bruto de US$ 8.500 millones (6.530 millones de euros).
También se cosechó el beneficio de la venta de activos no fundamentales del banco, que se ha desprendido de 47 negocios desde principios de 2011, cuando Gulliver asumió las riendas para adaptar la institución al nuevo entorno económico.
El HSBC, cuyos ingresos proceden en un 90% de fuera del Reino Unido, sufrió grandes pérdidas al inicio de la crisis crediticia de 2008 por su exposición a las hipotecas basura en Estados Unidos, lo que motivó la llegada del consejero delegado.
Desde entonces, además de vender activos, se ha reducido en un 10% la plantilla, hasta los actuales 270.000 empleados distribuidos en 87 países.