SANTIAGO.- Desde que se instauró la ley antitabaco en Chile –el 1 de marzo pasado– bares, restaurantes y discotecas aseguran que han disminuido sus ventas, así como la afluencia de público. Según datos de la Asociación Nacional de Empresarios Nocturnos, de Turismo y Espectáculos (Anetur), al menos en un 30% bajó la asistencia de clientes a este tipo de locales, sobre todo en las discotecas, en comparación con 2012.
Actualmente, de los 1.500 recintos a lo largo del país agrupados en Anetur, sólo un tercio cuenta con zonas autorizadas para poder fumar.
Al respecto, Fernando Bórquez, presidente de la Asociación, comenta que "muchos han tenido que adaptar espacios en el exterior, adecuar sus terrazas y dar permisos para salir a fumar a quienes concurren a discotecas y cabarets. Lo mismo (ocurre) con el personal, porque en algunos cabarets se permite a las niñas salir a fumar al exterior, facilitándoles un impermeable que no permita que sean vistas con las vestimentas propias del lugar".
Sin embargo, el empresario advierte que con la llegada del invierno la baja de público será más fuerte y notoria que la que existe hoy en día, pues soluciones como la implementación de terrazas no servirán para la lluvia y la gente no querrá fumar en plena calle. Esto hará que un importante número de negocios se vea obligado a cerrar sus puertas, explica.
Hasta el momento, "más de 30 locales han bajado sus cortinas y otros tantos están a la espera de que la situación mejore o también se verán obligados a cerrar", afirma Bórquez.
Millones de inversión
En Las Urracas Multiespacio –pronto a cumplir 20 años de vida, en la comuna de Vitacura– las ventas han caído en un 12%. Con el fin de atenuar la situación, la discoteca ha tenido que invertir una cifra cercana a los 8 millones de pesos en tan sólo dos meses.
"Hemos tenido que seguir al consumidor donde pueda efectuar su hábito de socializar fumando en los ambientes libres de techo, como nuestra terraza, que habilitamos con mayores comodidades y climatizamos para el confort ante la baja temperatura de las noches. Esto agranda en forma considerable los costos de operación. Además, aumentamos la oferta de espectáculos y promociones para que los consumidores opten por salir y no quedarse en sus casas", apunta Juan Pablo Figueroa, gerente general del local.
Para los dueños de los pubs Moloko y Flamingo –ubicados en Providencia– si bien hubo una baja de clientes cercana al 30% a principios de año –no sólo por la ley antitabaco sino que también por la de tolerancia cero–, "después de algunas semanas, y debido a nuestras reacciones paliativas –como carpas móviles y calefactores en terrazas que tienen un valor de $4 millones cada uno–, las cifras se normalizaron", precisa Javier Azofeifa, socio de ambos negocios.
No obstante, Azofeifa cuenta que antes de que la normativa saliera a la luz pública, se invirtió en motores de extracción, conductos, y separaciones de mamparas para distinguir entre el sector de fumadores y no fumadores. "Todo se fue al tacho de la basura por la poca seriedad de las autoridades", manifiesta.
No todos pierden
Un caso muy diferente presenta el Restaurante Lounge Bar Le Boudoir, en pleno Barrio Bellavista, pues desde que se implementó la ley, aseguran que los clientes han aumentado. "Por más extraño que parezca, las ventas han subido entre un 10% a un 15%, en especial los fines de semana. Las familias más numerosas suelen venir a cenar y agradecen acceder a un ambiente sano, donde no se preocupan si hay gente fumando o no", sostiene el administrador del local, Eduardo Jara.
Si bien tienen espacios para fumadores en su patio exterior y en las terrazas ubicadas fuera del local, Jara asegura que "la gente está acostumbrada y no hemos tenido un solo incidente con gente recalcitrante a la ley. Al contrario, todos agradecen este cambio radical, porque llegar a sus casas sin oler a cigarrillo es mucho más agradable".
¿Qué proyectan?
El presidente de Anetur es claro al decir que prevé una baja del 30% promedio en los locales nocturnos, lo que implica, además del cierre de negocios, una redistribución del público que "terminará por generar una falsa sensación de que aquí no pasó nada".
En el caso de Las Urracas, su administrador asegura que "lo perdido no se recupera, porque los ingresos ya fueron afectados". Pese a esto, considera que "los clientes han modificado su conducta y están prefiriendo lugares abiertos y en un par de semestres creo que retomaremos los niveles anteriores, dado que así ha ocurrido en otras partes del mundo. Sólo basta esperar que el público se acostumbre", dice Figueroa.
El dueño de Moloko y Flamingo, en tanto, espera "poder satisfacer la demanda de espacio de fumadores con las terrazas equipadas", además de mantener "in door" a los que escapan del humo. "Incluso hay muchos clientes 'en tránsito' que salen a fumar y vuelven a la mesa dentro del local", concluye.