PARIS.- La OCDE apoyó hoy el programa de ajuste de Portugal y le recomendó reformas suplementarias, en particular en el mercado laboral o en la fiscalidad, al tiempo que puso hincapié en que la austeridad viene impuesta por la realidad pero se puede jugar con el ritmo de aplicación para minimizar su efecto.
La austeridad "no es algo que se desea sino que viene impuesto por la realidad, por los mercados, por las agencias de calificación y por la sostenibilidad" de la economía, afirmó el secretario general de la Organización para la Cooperación Económica (OCDE), Ángel Gurría, en una conferencia conjunta en París con el primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho.
Preguntado por la conveniencia de la austeridad a la vista de la recesión que vive Portugal, Gurría dijo que esa política "no era una opción", entre otras cosas porque sin ella no se puede contemplar que el país vuelva a financiarse en los mercados cuando finalice en verano de 2014 la ayuda del rescate europeo.
"Portugal ha hecho lo que tenía que hacer (...) no porque se lo dijera la troika (la Comisión Europea, el BCE y el FMI) o la OCDE", sino por decisión propia, señaló antes de añadir que gracias a eso "ha realizado grandes progresos", y se refirió en concreto a la reducción del déficit, "uno de los más impresionantes".
Passos Coelho, que había acudido a París para la presentación de un informe de la organización sobre las reformas en su país, señaló que en términos de déficit estructural -sin incluir los costos de financiación de la deuda pública- se ha pasado de un agujero del 6% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2010 a un superávit del 0,2% en 2012.
Pero en términos reales, el primer ministro admitió que su Gobierno prevé este año un déficit público del 5,5% del PIB, y una caída de la actividad económica del 2,3%, peor de la que auguraba hasta marzo, y que achacó al "contexto europeo".
"Si la crisis se profundiza en Europa, nuestro motor exterior tendrá peores resultados" y "el resultado final puede ser peor", reconoció antes de insistir en que hay que trabajar para evitarlo y se mostró esperanzado en medidas, como un programa de créditos para la inversión, que pueden tener un impacto positivo en el corto plazo.
Gurría estimó que puesto que la situación económica se ha deteriorado, el ritmo de los ajustes también puede ser objeto de flexibilidad, tanto en el caso de Portugal como en el de otros países europeos, aunque puso el acento en que lo que no se pueden cambiar son las señales dirigidas al mercado.