SANTIAGO.- El mapa de preocupaciones empresariales detectado por la CCS a través de su encuesta trimestral muestra una fuerte relevancia de los temores relacionados con la estabilidad política y económica del país.
En conjunto, ambos factores concentran un tercio de las respuestas, nivel sin precedentes para este indicador, lo que probablemente se explica por las incertidumbres propias de un período pre eleccionario.
En el caso de las preocupaciones por la estabilidad del entorno económico, éstas presentaron una fuerte alza, llegando prácticamente a nivelar el primer lugar que constantemente ha ocupado el tema del tipo de cambio en los últimos años.
En la medición a septiembre, el 20% de un total de 416 empresas consultadas indicó que su principal fuente de preocupación proviene de la estabilidad económica, lo que marca el registro más alto desde que se recoge esta medición, en 2005. En las grandes empresas este porcentaje alcanza un record de 25%, en tanto, que en las medianas es de 20% y, en las pequeñas de 15%.
Por su parte, los temores frente a la estabilidad política dominaron también el panorama de preocupaciones corporativas (13% de las respuestas), manteniéndose muy por sobre los valores medios recogidos en los últimos años, que fluctúa en torno a 4% y 5%.
De esta forma, las tensiones provenientes de la inestabilidad de la economía chilena y del frente político acapararon el 33% de las menciones. Esto significa que una de cada tres empresas considera que la mayor amenaza que enfrenta su empresa está relacionada con tópicos de estabilidad interna, ya sea de orden político ó económico. Este porcentaje representa un máximo inédito desde que se practica este registro en 2005.
Paradójicamente, las aprensiones relacionadas con percepción de mayor inestabilidad no han venido asociadas a mayores temores por una eventual desaceleración de la economía chilena, tal como ocurrió durante la crisis global de 2009. En esa oportunidad, el fenómeno recesivo gatilló simultáneamente los temores respecto de la descompresión de la demanda y de la inestabilidad económica interna y externa. En tanto, las aprensiones respecto al frente político no formaron parte explícita del escenario de inquietudes, pese al escenario recesivo en curso.
En esta ocasión, sin embargo (septiembre 2013), el porcentaje de menciones que señala una pérdida de nivel de demanda como principal fuente de preocupación subió sólo marginalmente, de 6,9% a 7,2%, permaneciendo en torno a sus valores medios de largo plazo (7%), mientras que las preocupaciones por una eventual inestabilidad económica casi se duplicaron (de 12% a 20%), y aquellas por inestabilidad política se mantuvieron muy elevadas.
Este cuadro global sugiere como novedad, un cambio importante en el mapa de preocupaciones empresariales en Chile, anteriormente ausente en esta encuesta. Pese a la objetiva estabilidad que posee la economía chilena, en términos de una institucionalidad fuerte, elevada transparencia y gobernabilidad, todas internacionalmente reconocidas, estos antecedentes presentan un trasfondo de preocupaciones relacionadas con posibles cambios institucionales en las reglas del juego.
En este sentido, la irrupción simultánea de los temores referidos a estabilidad económica y política, desligado del temor respecto del ciclo económico, puede ser parte de un mismo fenómeno, que se relaciona a la incertidumbre que generan posibles cambios regulatorios y tributarios, y sus efectos sobre la actividad económica.
En el caso específico de las preocupaciones por la estabilidad política, en la encuesta anterior (junio) se observó un aumento sin precedentes, probablemente relacionado a un escenario pre-eleccionario cargado de incertidumbres, tanto desde el punto de vista de las candidaturas, como de sus líneas programáticas. En septiembre, en un contexto bastante más despejado (se conocen los candidatos definitivos y sus principales ejes programáticos), esta variable baja del 20% de las menciones al 13%, pero este nivel sigue estando muy por sobre su estándar histórico.
Por de pronto, es razonable esperar que esta combinación de aprensiones que surge en el ámbito de las empresas no favorece las decisiones de inversión y tampoco las de creación de empleo, lo que podría tener algún efecto en los niveles de actividad durante los próximos trimestres.
Como contrapunto, las preocupaciones por la estabilidad de la economía internacional, que ocuparon reiteradamente el primer lugar del ranking a lo largo de 2011-12, han reducido significativamente su participación, conforme con la recuperación de las economías avanzadas. Sólo un 6,4% de las empresas consultadas señaló esta variable como principal fuente de preocupación, tomando el menor valor desde diciembre de 2010 (23% en 2012).