BUENOS AIRES.- Un cartel colocado en la vitrina de Quintex, una ferretería del vecindario de Wilde, en Buenos Aires, muestra el efecto de la mayor devaluación del peso desde 2002. "Por respeto a nuestros clientes, este comercio permanecerá cerrado hasta que los proveedores fijen sus precios", reza.
Otros comerciantes optaron por no esperar a ver los resultados de la depreciación de 15% de la semana pasada y subieron hasta un 30% los precios de electrodomésticos, productos electrónicos, vino y otros productos que no regula el gobierno, mientras que los supermercados parecen respetar los acuerdos de precios de alimentos que se alcanzaron este mes.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner viajó a Cuba en el fin de semana, días antes del inicio de una cumbre regional, y dejó en manos de altos funcionarios la tarea de tratar de frenar los aumentos de precios, mientras los inversores elevaron las apuestas a una mayor declinación del peso.
"La primera reacción ha sido la paralización de casi todos los mercados de bienes y servicios vinculados al cambio oficial", dijo Domingo Cavallo, que como ministro de Economía fijó en 1991 la paridad de uno a uno del peso con el dólar, en entrevista telefónica desde Córdoba, Argentina. "Nadie quiere vender mercadería a un precio si no sabe cuál va a ser la paridad mañana".
Luego de la devaluación, el gobierno monitorea los precios, dijo el 25 de enero el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.
Precios abusivos
"Electrodomésticos, autos, productos electrónicos y otros que tengan un porcentaje de componentes importados serán objeto de un monitoreo permanente por parte del secretario de Comercio a los efectos de garantizar su oferta y un precio razonable", escribió Capitanich en mensajes en su cuenta de Twitter el 25 de enero. El gobierno actuará con "toda la fuerza de la ley en los casos de abuso en la fijación de precios".
Los argentinos ya hacían frente a una inflación anual estimada de alrededor de 28%, la más alta de América Latina después de la venezolana, y a controles cambiarios que restringían el acceso a dólares a la paridad oficial.
Los precios al consumidor aumentaron 3% en enero antes de la devaluación, y la inflación se acelerará a más de 30% este año, según Lorenzo Sigaut, economista jefe de la compañía de análisis Ecolatina, que tiene sede en Buenos Aires. "Esto nos sorprendió a todos y crea una grave incertidumbre porque no se sabe cuál será el rumbo de la paridad cambiaria", dijo Sigaut en entrevista telefónica.
El gobierno intenta restablecer la confianza de los inversores mediante la reducción de parte de su control sobre la economía, un menor respaldo del peso y la flexibilización de algunos controles cambiarios luego de que las reservas internacionales, que se usan para pagar a los tenedores de bonos, cayeran al nivel más bajo en siete años.