LISBOA.- Portugal seguirá sometido a una intensa supervisión por parte de la UE y el Fondo Monetario Internacional "por lo menos" durante los próximos veinte años, cuando está previsto que haya devuelto el 75 % de su rescate financiero.
Así lo advierte el jefe de Estado luso, Aníbal Cavaco Silva, en el prefacio de un libro que reúne sus discursos durante 2013 y que fue avanzado hoy por el semanario "Expresso".
El presidente portugués descartó de esta forma que el país deje de estar "bajo un escrutinio reforzado" y con sus "políticas económicas monitorizadas" una vez termine su programa de asistencia, cuyo cierre está previsto para mediados de mayo.
A partir de junio, Portugal no recibirá más fondos del préstamo internacional de 78.000 millones de euros que le fue concedido en 2011 a cambio de un severo programa de ajustes aplicado desde entonces.
El control de la UE y el Fondo Monetario Internacional sólo desaparecerá, según Cavaco Silva, a partir de 2035, cuando se calcula que el país habrá devuelto ya el 75 % de ese préstamo.
"Es una ilusión pensar que las exigencias de rigor presupuestario a Portugal dejarán de existir a mediados de 2014, con el fin del actual programa de ajustes", recalcó el jefe de Estado.
Cavaco Silva, líder conservador en el cargo de presidente de la República lusa desde 2006, recordó también que la acción del Gobierno luso, sea cual sea el signo político, estará "condicionada de forma profunda" en los próximos años por las directrices europeas para limitar el déficit público.
El jefe de Estado también se pronunció sobre si Portugal debe cerrar su rescate con una salida "limpia", como hizo Irlanda, o si es preferible que recurra a algún mecanismo de apoyo de sus socios comunitarios, y mostró su preferencia por esta segunda opción.
"En términos generales, para un país que concluye con éxito su período de asistencia financiera, es posible que un 'programa cautelar' sea preferible a la llamada 'salida a la irlandesa'", defendió Cavaco.
En su opinión, una línea de crédito preventiva concedida por sus socios europeos sería útil para reducir los riesgos durante su regreso a los mercados de deuda a largo plazo con el propósito de no quedar "enteramente a merced de la volatilidad y las contingencias típicas" del sector financiero.