FRANKFURT.- El Banco Central Europeo (BCE) celebra el jueves su reunión mensual, de la que se espera más un discurso contundente que un anuncio de nuevas medidas contra la deflación, una amenaza cada vez mayor para la zona euro.
"Nos parece más probable que el BCE mantenga su actitud actual y, como hizo con frecuencia en el pasado, intente influenciar en las expectativas del mercado utilizando palabras muy directas", sintetiza Michael Schubert, economista del banco alemán Commerzbank.
Según Johannes Gareis, de Natixis, el presidente de la institución, Mario Draghi, podría limitarse a una declaración enérgica sobre las capacidades del instituto emisor, al igual que hiciera en el verano de 2012, cuando con una frase contribuyó en gran medida a atajar la febrilidad en torno a la deuda soberana de varios países del euro como España e Italia.
Y es que como entonces, la situación en la unión monetaria vuelve a ser crítica, con un crecimiento nulo en el segundo trimestre, un desempleo elevado, y sobre todo una inflación de apenas 0,3% en agosto, muy lejos del objetivo del 2%.
Muchos consideran que la adopción de nuevas medidas no es más que una cuestión de tiempo, tras el discurso de Draghi la semana pasada en Estados Unidos, que puso a los mercados en ebullición.
Éste mostró públicamente su inquietud por un "declive significativo" en las previsiones de inflación a medio plazo, y se manifestó "dispuesto a ajustar más" su política monetaria, utilizando "todos los medios posibles requeridos".
Draghi pidió además un ajuste de las políticas presupuestarias para apoyar el crecimiento, con una insistencia que es nueva en él.
Estas declaraciones, algunas de la cuales van más allá del contenido del manuscrito de su discurso, fueron vistas como un anuncio de nuevas intervenciones, como por ejemplo un programa de recompra masiva de activos, siguiendo el modelo de la Reserva Federal estadounidense (Fed).
Jennifer McKeown, del gabinete Capital Economics, considera que el último obstáculo para la puesta en marcha de este programa "ha sido superado". Para los economistas del Commerzbank, su probabilidad de concretarse es del 60%.
Pero según Gareis, "el BCE podría mantenerse a la espera al menos hasta fin de año, puesto que querrá evaluar el alcance del paquete de medidas que anunció" a comienzos del verano.
Entre estas medidas, destacan el descenso de la principal tasa directriz a 0,15% -su nivel histórico más bajo-, y la asignación de un billón de euros para préstamos a largo plazo con objetivo específico, el primero de los cuales será acordado en el correr de setiembre y cuyo objetivo será dinamizar el crédito.