TOKIO.- La caída del Producto Interno Bruto (PIB) nipón en julio-septiembre, que sumergió hoy a Japón en la recesión técnica por los efectos de una histórica subida del IVA, aboca al país a la convocatoria inminente de unas elecciones anticipadas.
La evolución de la economía del archipiélago en el segundo trimestre del año mostró una contracción del 1,6% anualizado (del 0,4% a ritmo intertrimestral), según los datos publicados por el Gobierno.
Aunque no se preveía un avance deslumbrante para julio-septiembre, la contracción ha sorprendido a la mayoría de analistas.
El ministro de Política Económica y Fiscal, Akira Amari, se apresuró en señalar en una rueda de prensa el efecto negativo que ha seguido mostrando la subida del IVA del pasado abril -la primera que se ha llevado a cabo en el país en 17 años- sobre la economía japonesa.
"El impacto de la subida del impuesto sobre el consumo ha sido mayor de lo que creímos inicialmente", dijo Amari.
El consumo, pilar sobre el que se sostiene buena parte del PIB nipón, creció sólo un 0,4% con respecto al trimestre anterior, una remontada menor que la prevista por muchos economistas.
Otros datos resultaron incluso menos halagüeños, como en el caso de la inversión de capital, otro componente clave para el PIB japonés, que mostró un retroceso del 0,2% con respecto a abril-junio, o de la inversión residencial, que sufrió un descalabro del 6,7%.
En cualquier caso, Amari quiso hacer especial hincapié en los efectos nocivos del incremento del IVA, asunto sobre el que se prevé que el Primer Ministro nipón, Shinzo Abe, base su estrategia económica a partir de ahora.
Se espera que Abe anuncie esta semana la congelación de una nueva subida del impuesto del consumo, aprobada hace dos años por el Parlamento y prevista para octubre de 2015, y también la disolución de la Cámara Baja (lo que obliga a convocar elecciones generales), tal y como ya adelantaron fuentes del Gobierno a los medios nipones.
Mediante estos comicios, el jefe de Gobierno, que llegó al poder en diciembre de 2012 con la promesa de sacar a Japón de su aletargamiento económico, busca someter a examen su plan para echar atrás la subida del gravamen y seguir adelante con su política de estímulos agresivos.
La idea, según subrayan analistas locales, es capitalizar lo impopular que resulta un incremento del IVA en Japón (que solo ha vivido tres en toda su historia y los ha castigado siempre en las urnas) en un momento en el que el opositor Partido Democrático (PD) apenas goza de estimación entre el electorado.
Menos aún cuando fue el último Gobierno del PD, con el ex primer ministro Yoshihiko Noda al frente, el que defendió hasta la extenuación la subida del IVA en dos tramos (del 5 al 8 % en 2014, y hasta el 10 % en 2015) que acabó aprobando el hemiciclo en 2012.
De este modo, Abe y su Partido Liberal Demócrata (PLD) pretenden salir reforzados de estos comicios, que se celebrarían en diciembre, para cimentar aún más su dominio de la escena política nipona e implementar el "Abenomics" sin ataduras y con el beneplácito de las urnas.
Muchos economistas insistieron hoy, sin embargo, en los peligros de retrasar la subida impositiva para la salud fiscal de Japón, el país desarrollado que cuenta con la mayor deuda pública del mundo (más del doble de su PIB) y con un sistema de seguridad social cada vez más insostenible.
Los teóricos del "Abenomics" defienden en cambio que subir el IVA en octubre propinará otro duro golpe a la tercera economía del mundo y contrarrestará los efectos positivos que ha tenido hasta ahora el programa de reforma económica, que pretende que Japón logre cerrar el año próximo un ciclo deflacionario de dos décadas.