SANTIAGO.- El poco alentador escenario económico que se espera para este año en Latinoamérica y el Caribe, podría provocar un leve aumento en la tasa de desempleo de la región hasta 6,2% en 2015, en comparación con el 6,0% que se registró el año pasado.
Según el informe Coyuntura laboral de América Latina y el Caribe, que realiza en conjunto la CEPAL y el Organización Internacional del Trabajo, el 1% de crecimiento de la actividad económica esperada para la región es lo que impediría revertir el proceso de desaceleración iniciado en 2011.
El estancamiento del PIB per cápita debilitaría la demanda laboral y, por lo tanto, la generación de empleo asalariado. Así, se pronostica una caída por tercer año consecutivo en la tasa de ocupación urbana, que es la relación entre la población ocupada y el número de personas en edad de trabajar.
El informe indica que a nivel regional se espera que la caída de la participación laboral que se observó el año pasado no se mantenga con la misma magnitud en 2015, lo que sumado a la disminución de la tasa de ocupación, provocaría un aumento en el desempleo abierto, que se ubicaría en los mismos niveles de 2013.
"El escenario del mercado laboral que se avizora en el año 2015 no es muy alentador para la búsqueda de progresos sustanciales que ayuden a alcanzar mejoras en términos de pobreza y desigualdad", se explica en el informe.
El documento también señala que durante gran parte de la década pasada y a inicios de la década actual, la región logró importantes avances en la reducción de la pobreza y la distribución de ingresos, en un contexto global que se caracterizó por crecientes niveles de desigualdad.
Estas mejoras se debieron a las tendencias positivas que mostró el mercado laboral, como la fuerte generación de empleo asalariado y la reducción de las brechas de ingresos laborales. A ello se añadieron políticas públicas tanto laborales (salario mínimo, formalización, inspección) como no laborales (expansión de los sistemas de protección social y de la educación).
La CEPAL y la OIT atribuye la caída del desempleo en 2014 al comportamiento atípico de los mercados del trabajo en Argentina, Brasil y México, específicamente la gran magnitud de la caída de sus tasas de participación.