QUINTOS DE MORA, España.- El Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, inició este martes en España una ofensiva diplomática en Europa, con la que pretende persuadir a los escépticos europeos a ver a su manera la defensa antimisiles y el ambiente.
El conservador del Partido Republicano, quien carecía de experiencia en política exterior al asumir en enero, ha generado inquietudes en Europa con su respaldo a la pena de muerte, su renuencia a tomar medidas contra el calentamiento global y sus planes para erigir un escudo nacional antimisiles.
Bush comenzó su primer viaje oficial a Europa, una gira de seis días por cinco países, conversando afablemente con el Presidente del gobierno español, José María Aznar, durante un paseo por la finca estatal de Quintos de Mora, 45 minutos al sur de Madrid en helicóptero.
Antes, Bush y su esposa, Laura, se reunieron con el rey Juan Carlos en el Palacio de la Zarzuela, en las afueras de Madrid. El monarca de 63 años, reverenciado por los españoles por haber guiado a España en su transición a la democracia después de una dictadura de casi cuatro décadas, besó la mano de la señora Bush y el grupo posó para los fotógrafos.
Bush también visitará Bélgica, Suecia, Polonia y Eslovenia y asistirá a una reunión con sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), a una cumbre Estados Unidos-Unión Europea y sostendrá su primera reunión con el Presidente de Rusia, Vladimir Putin.
El gobernante estadounidense confía en que las promesas de mantener los tradicionalmente estrechos vínculos transatlánticos y las explicaciones en persona de sus puntos de vista, contribuirán a superar sus diferencias con los líderes europeos. Le esperan, sin embargo, protestas callejeras y vigorosos cuestionamientos.
La primera manifestación de importancia en contra de su visita estaba programada para el martes por la noche en las inmediaciones de la embajada de Washington en Madrid, cuando se esperaba que Bush estuviese en la misión diplomática.
La seguridad era intensa, pero funcionarios españoles dijeron que no han tomado medidas "extraordinarias", a pesar del hallazgo de dos bombas de poca potencia el lunes en Madrid, que se cree habían sido colocadas por un clandestino grupo marxista.
Tranquilizar la dudas de los europeos
George Bush parecía empeñado en mitigar las inquietudes europeas. "Hay algunas diferencias de opinión en ciertos asuntos, pero eso no significa que no podemos ser amigos ni trabajar para cimentar alianzas constructivas para beneficio de nuestros pueblos", dijo el Mandatario norteamericano a corresponsales europeos, antes de su salida de Washington.
Pero la justificación que Bush hizo el lunes de la ejecución de Timothy McVeigh, sentenciado a muerte por el atentado terrorista de Oklahoma City, en la víspera de su llegada a Madrid, destacó para muchos europeos la amplitud de las diferencias transatlánticas.
Periódicos europeos publicaron acerbas críticas de la decisión de Bush de permitir la ejecución por inyección letal de McVeigh, por el atentado explosivo contra un edificio federal de Oklahoma City que dejó 168 muertos. La afición por la pena capital en Estados Unidos coloca al gobierno técnicamente en discordia con sus aliados europeos, en donde todos la han proscrito.
"Nadie, ni siquiera el estado, tiene el derecho de tomar una vida", editorializó el diario La Vanguardia, de Barcelona, contraponiéndose a las declaraciones de Bush, quien dijo el lunes que con la ejecución de McVeigh se había dado cumplimiento a la justicia.