BRUSELAS.- La posibilidad de crear un nuevo impuesto para financiar el presupuesto de la Unión Europea (UE) fue acogida hoy con tibieza, e incluso con claro rechazo en algunos casos, por parte de los titulares de Finanzas de los Quince.
El Consejo de Ministros de Economía y Finanzas debatió hoy por primera vez esta idea lanzada por la Comisión Europea, que cuenta con el apoyo de la presidencia belga de turno de la Unión.
Pero el proyecto, cuyo objetivo es simplificar el sistema de financiación del presupuesto, no suscitó el entusiasmo de los ministros, que en algún caso establecieron paralelismos históricos con propuestas que provocaron en el pasado incluso enfrentamientos armados.
Los titulares de Holanda y del Reino Unido aludieron, con ironía, a las guerras de Flandes bajo la dominación española y a la revolución de las antiguas colonias británicas que propició la independencia de Estados Unidos, respectivamente, para ilustrar su oposición al nuevo impuesto.
El ministro francés de Finanzas, Laurent Fabius, dijo no oponerse "en principio", a debatir ese nuevo recurso comunitario pero aseguró que bajo las ventanas de su ministerio en París no se han visto pasar manifestaciones de ciudadanos a favor de tal medida.
El ministro alemán, Hans Eichel, apoyó un debate a largo plazo del nuevo impuesto europeo, pero aclaró que este debería sustituir las actuales aportaciones al presupuesto comunitario para no aumentar presión fiscal.
El vicepresidente económico del Gobierno español, Rodrigo Rato, manifestó antes de entrar en la reunión que no considera "conveniente" ese nuevo impuesto. En todo caso, no debe aumentar la presión impositiva sobre los ciudadanos y habría que tener en cuenta la riqueza relativa de los Estados miembros.
Del lado de la propuesta de Bruselas se manifestaron los ministros de Luxemburgo y de Italia -el nuevo ministro italiano, Giulio Tremonti, calificó de "fascinante" el hecho de debatir la cuestión- mientras que hubo un respaldo más tibio desde Finlandia, Portugal y Austria.
De la dificultad de conseguir un consenso entre los Quince sobre la idea dio una pista el ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, quien recordó que el ministro belga, Didier Reynders -cuyo país preside la UE desde el día 1 de julio- "siempre ha buscado compromisos imposibles".
Reynders aseguró que la intención de la presidencia belga es que el impuesto europeo no signifique un incremento de la presión fiscal.
Por parte del Reino Unido, el ministro de Finanzas, Gordon Brown, declaró que "hemos aprendido de nuestros errores y no tenemos intención de repetirlos", a continuación de lo cual recogió el argumento histórico de los holandeses y recordó que la independencia norteamericana tuvo relación con el cobro de impuestos por parte de la antigua metrópoli.
La idea de crear el nuevo impuesto fue presentada por el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, el pasado mayo y la presidencia belga de turno de la Unión recogió la propuesta en su programa de prioridades económicas de los próximos seis meses.
Actualmente, la UE se financia básicamente con los recursos que ponen a su disposición los Estados miembros, denominados "recursos propios", que para el período 2000-2006 no pueden rebasar el 1,27 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) de la Unión.
Hay cuatro tipos de "recursos propios"; los dos primeros denominados "tradicionales" (14 por ciento del total) y que consisten en exacciones agrícolas (de importaciones agrícolas procedentes de países que no pertenecen a la Unión) y los derechos de aduanas.
Además está el recurso IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido), que en 2000 supuso el 35 por ciento del total de los recursos propios, y otro basado en el Producto Interio Bruto de cada Estado miembro, que tiene un carácter complementario.
