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"La cumbia es transversal"

Otro grupo se suma hacia fin de año a la fiesta cumbiera declarada en Chile en el último tiempo. Combo Ginebra se inició hace cinco años en otro estilo, pero ahora la orquesta presenta su primer disco, Cumbias de sangre y oro, con ritmo colombiano, argentino y chileno.

11 de Diciembre de 2009 | 12:55 |

Al comienzo no era combo ni tocaban cumbia: se llamaban Ginebra a secas y sonaban a música gitana. Pero a cinco años de sus inicios y a tres de haberse convertido en masa al ritmo bailable colombiano, Combo Ginebra es uno de los animadores frecuentes de la fiesta cumbiera nacional expandida en el último tiempo y acaban de sumar además un disco a la celebración. Desde esta semana el grupo estará presentando Cumbias de sangre y oro, su primera grabación.

Iniciado por el cantante y guitarrista Juan Pablo Cabello y el violinista Álvaro Pacheco en 2004, hoy Combo Ginebra es un equipo de diez hombres que juega con el citado Juan Pablo Gipsy Cabello (voz), Cristián Jara (voz y güiro), David Santis (voz y acordeón), el aludido Álvaro Pachuko Pacheco (violín), Javier Yabri Valdebenito (guitarra y dirección), Moris El Alam (saxo alto), Juan José Gómez (saxo tenor), Raúl Ulra Díaz (bajo), Pancho Guajardo (batería y timbaletas) y Guillermo Chulito González (tambora y congas).

El disco contiene nueve canciones originales, como "Mala de adentro" o "Pasto seco", que ya había sido incluida en dos compilaciones previas: el dieciochero Feria chilena (2009) y la selección de cumbias Santiago caliente (2008), antologada por el cantante de LaFloripondio y Chico Trujillo, Aldo Macha Asenjo. Y además hay cuatro aprendidas: son la cumbia villera "Bombón asesino", del grupo argentino Los Palmeras, y las colombianas "Zenaida", "La misma vaina" y "Avelina", original del folclor dominicano pero adaptada por Combo Ginebra de la versión de Pedro Laza, bajista colombiano líder de una orquesta en los años '50.

-Hay cumbias colombianas, una versión más cercana al merengue y una guajira cha cha cha -explica Cristian Jara, uno de los cantantes-. Entre la cumbias de nosotros, "Mala de adentro" es más tanguera, tiene aires de tango por cómo se canta.

-¿Qué diferencias hay al tocar todas estas variedades?
-Generalmente están en la lírica (las letras) y en el sonido. La villera tiene un pulso más lento y es más sencilla, se construye generalmente sobre acordes simples. La colombianas son más rápidas y festivas. Todas sirven para bailar, pero la villera habla mucho de la mujer, de cómo es, cómo se viste, en cambio las colombianas son más folclóricas. "Zenaida" es una mujer que sale a vender fruta, y (la letra) no habla de cómo está vestida sino de lo que hace, va por la calle y ofrece su mercancía. Las villeras son de los años '90 o 2000, y las colombianas son de muchos años antes.

-¿Cómo fueron llegando estas influencias al grupo?
-La gente que se fue incorporando trajo sus propuestas. Ha sido un encuentro de ideas, de buscar temas y encontrar la manera de que suenen como lo haría una orquesta. Que haya una variedad. No vinimos con un set de temas a instalarnos, fuimos probando uno y otro.

-¿Cómo se dio el cambio a la cumbia?
-Se partió sobre todo con música gitana: violines, guitarra, acordeón, clarinete, tuba. Era para tocar en la calle. Ginebra partió tocando en La Vega, en Playa Ancha, en casas okupa, la idea era salir a la calle, entrar a los mercados, bien urbano. Y se hacía algo gitano, pero no era una cosa muy académica, tenía su rollo chilenero, sus influencias latinas y de todas maneras los temas se "cumbianchaban" en ese momento. Pero cambió más cuando metimos bajo y guitarra eléctria y se amplificó el cuento.

Prendió como el pasto seco

Los primeros escenarios del grupo fueron de hecho casas okupa, bibliotecas comunitarias y sedes como el edificio de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, en la capitalina calle José Carrasco, que Ginebra compartía con compañías de teatro y otros grupos musicales diversos como Solteronas en Escabeche.

-Al comienzo se tocaba mucho en casa okupa porque se ensayaba (en ellas), era un lugar común -recuerda Cristian Jara-. El primer espacio más grande que se abrió fue el Galpón Víctor Jara. Ahora se han abierto otros lugares, por ejemplo el Ópera Catedral, el Salón Cenfuegos, yo creo que próximamente el club Amanda, El Huevo en Valparaíso, La Piedra Feliz. Y en Maestra Vida viene desde hace tiempo.

-¿Ha venido otro público también?
-Yo creo que es un cambio sobre todo de magnitud, de ser algo pequeño que se celebraba en casas y espacios más chicos a ya alinear una orquesta, la magnitud de la misma orquesta llama más la atención. Pero hay gente que sigue a Ginebra desde que empezó.

-¿Han notado cómo ha prendido más el ritmo de la cumbia en Chile?
-Finalmente la cumbia siempre ha estado en las casas, ha sido parte de las fiestas, es una tradición, es un género que se instaló con el boom de los años '60, siempre acompañó las celebraciones familiares, todos bailando. La cumbia es transversal. Es de la familia, del barrio, de la comunidad, se puede ver en la misma celebración tanto a niños como a personas mayores. Es una manera de hacer catarsis, sentirse de otra manera. Si queremos comunicar algo lo comunicamos festejando. Festejamos lo que queremos decir. Tratamos de hacer sobre todo crónica social. Y eso tiene que ver con lo popular de la cumbia.

Entre las propias canciones de Combo Ginebra, "Mala de adentro" se ha escuchado además en la serie de TV "Infieles" de Chilevisión, y "Pasto seco" fue usada durante casi todo el año en el programa matinal "Buenos días a todos" de TVN, explica el cantante.

-La ocupaban para cerrar el programa, y siguieron con eso hasta hace poco. La ponían al final para bailar. Eso te señala la transversalidad de la cumbia. Que no tiene color, se asume no más, se baila. Es más que nada un fenómeno, la gente está alegre bailando. En realidad cuenta una historia. "Pasto seco" habla de la identidad. Habla de una persona que es muy fiestera. "Prendís como el pasto seco": eso es muy chileno.

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