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El hombre de las mil y una cuerdas

Conocido por su trabajo junto a Peter Gabriel y King Crimson, el calvo músico dará una verdadera cátedra en nuestro país sobre cómo ser trasgresor, vanguardista y exigente, al mismo tiempo que divertido y jovial en medio de un enredo de cuerdas. Ese es Tony Levin, un calvo y bigotón músico que vive el presente lleno de energías, independiente de su pasado glorioso.

23 de Febrero de 2010 | 10:31 |

Hace casi un año, como parte del festival Pepsi Fest en el que vino a nuestro país una variopinta colección de músicos, Peter Gabriel presentaba al hombre de las cuatro cuerdas (en su caso, cinco) como el "emperador del bajo". La definición puede sonar algo grandilocuente y pomposa, pero el apelativo no deja de ser decidor en cuanto a las características de este músico, que cuenta con el respaldo de otros grandes como el mismo Peter Gabriel o Robert Fripp.


Y es que si existe algún consenso en torno a su calva figura, es ese: el de un eximio músico. No por algo Tony Levin se ha paseado por varias formaciones y estilos, ha tocado con artistas de forma más o menos permanente (nuevamente, los nombres de Gabriel y Fripp con King Crimson se repiten) y es un reputado y solicitado sesionista y colaborador de otros colosos como John Lennon, David Bowie, además de su trabajo junto a músicos del grupo metal-progresivo Dream Theater denominado Liquid Tension Experiment.


-Cada músico que nombras es muy diferente entre sí -explica Levin, que este 5 de marzo se presentará en el Teatro Nescafé de las Artes en Santiago-. Con John (Lennon), sólo trabajé para un set de grabaciones, cerca de dos semanas. Fue un honor ser parte de su música y, además, fue muy divertido hacerlo. Con David Bowie sólo pasé un día en el estudio, trabajando sobre un track ya hecho. Con él no sentí esa influencia que, en ocasiones, me entregan otros músicos con los que pasó más de un día de trabajo.


-¿Y qué es lo que sucede con usted cuando colabora con músicos más jóvenes, como los de Dream Theater?
-Ellos son unos virtuosos en sus instrumentos, con tremendas habilidades técnicas, así es que para mí es un desafío poder seguirlos en la banda. Necesito practicar mucho antes y durante nuestras presentaciones y ensayos, aunque siempre tengo la sensación de que no puedo alcanzar su nivel… ¡Pero me acerco bastante!


Un fauno y un Rey


El bajo eléctrico y el stick, extraño instrumento de cuerdas (pueden variar de número entre 8, 10 y 12), son las herramientas de trabajo de Tony Levin. Y siguiendo en su dinámica de colaboraciones, sus trabajos más recordados son y serán con la banda de música progresiva King Crimson y su permanente asociación con Peter Gabriel, con quien está desde 1976 en el debut como solista del ex cantante de Genesis.


La historia cuenta que fue en ese instante cuando Levin conoció al guitarrista de King Crimson, Robert Fripp. Y de ahí su nombre se asociaría también con la encarnación de esa banda en los años '80 y posteriores, hasta su actualidad. En efecto, Tony Levin ha sido pieza clave en ambas bandas con un sonido distintivo, mezcla de bajo y stick, en estructuras que colindan entre lo mejor del pop de vanguardia, en el caso de Gabriel, y en lo derechamente experimental junto a Crimson.


-Con Peter he hecho muchos álbumes a través de los años, y todos han significado una experiencia musical nueva para mí. En eso nos parecemos mucho con Peter: nos gusta explorar e intentamos no repetir lo que hemos hecho, así es que ser parte de su banda por tantos años sin duda que es un reto muy gratificante. Generalmente trabajamos por largo tiempo, por lo que se puede apreciar de buena forma lo que es pertenecer a una banda y "socializar" con ésta.


-¿Su experiencia junto a King Crimson es, entonces, diferente a pertenecer y trabajar junto a Peter Gabriel?
-King Crimson tiene un acercamiento más serio a la música. En especial el proceso de grabar resulta todo un desafío, no obstante es divertido… en una extraña forma. Nos presionamos a encontrar nuevas formas de hacer música en nuestros instrumentos, al igual que como banda. Al final, la gratificación de ese proceso llega después, cuando hemos creado algo especial, que realmente valga la pena y que sea único.


Veinte cuerdas y muchos tambores


Uno de los aspectos con los que Tony Levin ha labrado su nombre en el mundo de la música es la utilización del stick, instrumento que se toca con la técnica del tapping o percusión sobre la cuerda. Fue creado en la primera mitad de la década del setenta por el luthier Emmet Chapmann, y el calvo bajista ha sido uno de sus exponentes más reconocidos.


Con este instrumento, y en compañía de otro stickista, Michael Bernier, y el baterista de King Crimson, Pat Mastelotto, es que Levin aterriza en nuestro país. A esta formación la llama Stick Men, en alusión a su más reciente placa, Stick man (2007). Con esta gira, son el instrumento y sus sonidos los que toman protagonismo, aunque Levin aclara que hay ciertos sonidos familiares y otros que son experimento puro.


-Nuestro show tiene una libertad en cuanto a lo que tocamos, pero siempre enfocándose en canciones. No tocamos nada de Resonator (2006), aunque sí ejecutamos temas de mi último disco, el que se llama Stick man. Tocamos muchas composiciones que hemos desarrollado en los dos años que llevamos en gira, aunque claro, no podemos resistirnos a tocar algo de King Crimson. Además, también presentaremos los cuatro movimientos de la suite Pájaros de fuego, de Igor Stravinsky.


-Usted menciona su disco Resonator, el cual es el único en el que toma las voces. ¿Qué lo motivó, en ese momento, en asumir el rol de vocalista además de tener al bajo y al stick como protagonistas?
-Es una muy buena pregunta. ¡No es porque piense que soy un buen cantante! En ese momento, después de años de escribir música y poesía, sentí que tenía mucho más que decir que lo que expresaba sólo de forma instrumental. Estaba conciente de que mis fans no me quieren escuchar como cantante, así es que lo pensé mucho y decidí seguir mis instintos al respecto.


-Y respecto de su nueva banda, ¿cuáles fueron los motivos para su alineación con dos stick y un set de batería, en desmedro de su Tony Levin Band?
-Las razones son sólo musicales. He estado componiendo música más "dura", con menos teclados y voces: ése es un motivo. La segunda razón tiene que ver con el instrumento, el stick Chapman. Es una pieza maravillosa, bastante diferente a cualquier otro instrumento y aunque lo he tocado casi desde su creación, hace unos treinta años, la verdad es que siento que no le he prestado la atención que quisiera debido a mis deberes como bajista. Por ello es que ahora considero que es el tiempo indicado para escribir y practicar con el stick Chapman y así hallar por mi propia voz en este elemento.


Fotografías y lecciones


Con un currículum de esa magnitud, uno podría pensar que Levin es una figura distante. Una especie de estrella lejana, que alimenta el deseo de conocer más sobre su persona precisamente por ser arisco, iracundo con los fotógrafos, reticente a conversar con los medios o, simplemente, tener la clásica imagen del músico virtuoso, pero cerrado en sí mismo.


El propio sitio web de Tony Levin es un blog enorme en el que el calvo bajista ha plasmado sus experiencias, ya sean de algún tour o en el estudio de grabación. En efecto, la página está encabezada por lema orgulloso de que se trata de uno de los blogs más antiguos del mundo, en función continua desde 1996. Allí, Levin informa todo lo que le sucede, como cuando recibe algún reconocimiento por su calidad en el bajo eléctrico.


-Es bonito que a uno lo respeten, pero "no me la compro", eso es lo que decimos acá, en Estados Unidos. No dejo que eso del reconocimiento se transforme en algo importante en cómo me siento al respecto. O, para decirlo de otra manera, no me es significativo. La verdad es que, probablemente como tú y tus lectores, yo no me veo a mí mismo respecto a lo que hice años atrás.


-¿Y qué es lo que saca en limpio de su labor, con tantos músicos y giras en el cuerpo, que le dan esa suerte de status de uno de los mejores bajistas del mundo?
-Entro a cada proyecto, a grabaciones o de gira, alegre con las posibilidades que esas situaciones me brindan: ser mejor instrumentista, aprender de otros músicos, escuchar a otros bajistas o stickistas y ver lo sorprendentes que pueden llegar a ser. Quizás eso me influya a futuro y estar de gira es una gran oportunidad para hacer todo eso, compartir un momento mágico con el público. Este motivo es el que me tiene más alegre de volver a Chile, el de sentir la pasión que los amantes de la música tienen en tu país. Y eso es mucho mejor que reciclar lo que he hecho en el pasado.

-Tengo entendido que además de músico, usted es un muy buen fotógrafo e incluso publicó un libro con las imágenes de King Crimson de la década del ochenta. ¿Planea alguna otra retrospectiva en este ámbito?
-Me encantaría hacer otro libro, especialmente el volumen II de "Crimson chronicles". Sin embargo estoy sumamente enfocado en la música, quizás ahora más que nunca, y de una manera en la que necesito practicar mucho, por lo que no me queda tiempo para la fotografía. Pero sigo tomando fotos del público y disfruto compartirlas en mi sitio web, para conocer sus impresiones cuando se reconocen en ellas.

-Y respecto a la actual situación de la industria, ¿cuáles son sus apreciaciones al respecto? Usted posee su propia compañía, Papa Bear Record, con la que edita sus trabajos.
-Ha habido algunos cambios, seguro, pero yo prefiero enfocarme en las cosas buenas que seguir con lo mismo: siempre han existido nuevos actores y nuevas bandas que nos asombran y hacen cosas que nunca imaginamos. Siempre hay algún grupo que nos sorprende y que quiere mostrarse. Siempre hay música a nuestro alrededor, en algún lugar, que llama nuestra atención y alcanza a nuestra imaginación, en lugares donde el lenguaje y la industria musical, tal como se la conoce, no llega.

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