Los avances en este incipiente deporte se vieron rápidamente truncadas con la llegada de la Segunda Guerra Mundial.

Una vez terminada la guerra, en 1947 la antigua AIACR se reorganizó a sí misma, pasándose a llamar la Federación Internacional de Automovilismo, FIA. La organización dio el pie para determinar que la primera carrera del Campeonato Mundial se llevara a cabo el 13 de mayo en el circuito de Silverstone, en el Reino Unido y en 1950 la FIA creó el campeonato mundial de pilotos como una forma de contrarrestar la influencia hecha por la primera competición de motocilismo instituida un año antes.

Con la formalización del campeonato, los equipos italianos Alfa Romeo, Ferrari, y Maserati eran los dueños del camino. Giuseppe Farina se inscribió en la historia del automovilismo al ganar por primera vez el campeonato mundial en 1950.

Durante las décadas del ‘50 y el ‘60, la evolución de los vehículos fue constante. Ferrari quiso buscar la victoria y siempre encontraba nuevas formas de conseguirlo a través de los inventos más sofisticados. Nadie podía pararlos.

Al final de la temporada de 1973 el mejor bólido en la pista era el nuevo McLaren M23, un auto con forma de cuña construido con el mismo concepto que el Lotus 72 pero con una suspensión más convencional y con mejor aerodinámica. Sin sorpresa Fittipaldi tomó la decisión de dejar Lotus para irse a McLaren, que le ofreció estatus de primer piloto.

En 1974, McLaren y Fittipaldi lograron ganar, aunque la victoria del favorito no fue fácil porque Ferrari regresó con su 312 B3 conducido por la nueva maravilla austriaca Niki Lauda y el experimentado suizo-italiano Clay Regazzoni que lucharon palmo a palmo la intención de ganar el campeonato.

En esta década la aparición de Renault fue fundamental y, gracias a su motor turbocargado, lograron obtener buenos resultados en 1979.

Comienza el reinado de McLaren y Williams

McLaren y Williams dominan durante las décadas del 80 y el 90. La competición se monopoliza, pero, sin embargo, este periodo es considerado como uno de los más brillantes momentos de la F1 en sus primeros 50 años de historia.

En esta época surgen dos pilotos promisorios. Si bien Alain Prost ganó en 1984, el novato Ayrton Senna se robó los alabos Desde ese momento, Prost y Senna pelearon palmo a palmo por casi una década. A esto, se debe sumar la escudería Williams, en la que Nelson Piquet y Nigel Mansell daban más emoción a la competición.