No llega al metro sesenta, está lejos de tener un cuerpo perfecto y su rostro es más bien el estereotipo de las norteamericanas. Pero no por eso deja de ser bella y talentosa. Aún más, porque supo deshacerse del prejuicio de la rubia-tonta y porque tras años interpretando papeles de este tipo deslumbró a la crítica por su rol en “Walk the line”, que la hizo merecedora de un Oscar y un Globo de Oro.
Reese Witherspoon nació para tener pantalla. A los 7 años ya era modelo de comerciales y a los 11 ganó el concurso de talento juvenil “Teen state talent award”.
En 1990 obtuvo su primer papel de actriz en la cinta “The man in the moon”. Le siguieron “Jack the bear” y “A far off place”.
Cuando se graduó de la prestigiosa escuela femenina Harpeth Hall, la rubia decidió estudiar Literatura en la universidad de Stanford, aunque su carrera se vio interrumpida por participar en una seguidilla de nuevos films como “Fear” y “Freeway” (ambas en 1996).
Si bien ninguno de esos títulos fueron tan exitosos le ayudaron a establecerse y abrirse paso en Hollywood con nuevas películas como “Pleasantville” en 1998, “Election”, en la interpretó a una avasalladora estudiante, lo que le valió su primera nominación a los Globos de Oro y la famosa “Cruel intentions”, en la que se enamoró de su ahora ex marido, Ryan Phillippe.
En 2000 participó en la perturbadora “American psycho” http://homevideo.universalstudios.com/americanpsycho/ en la que su protagonista, Patrick Bateman, encarna a un verdadero sicópata despiadado. Ese mismo año compartió roles con Adam Sandler en la comiquísima “Little Nicky”.